En la transformación de las actividades productivas hacia procesos digitales integrados y autónomos, así como el uso de energías renovables que son el sello de las primeras décadas del Siglo XXI, la minería global no es la excepción y tampoco las empresas que operan en nuestro país, que han iniciado este camino que a todas luces no tiene retorno.

Ello significa un gran reto tanto a nivel de costos operativos como de adaptación y capacitación del recurso humano, pieza clave que debe embarcarse en la aplicación de estos cambios y nuevas tecnologías sin precedentes en la industria.

En el primer caso, es plausible el trabajo que desarrolla casi el íntegro de las empresas de la gran minería y parte de la mediana para incorporar innovaciones con lo último del desarrollo tecnológico no solo para perfeccionar las operaciones sino también el cuidado del medio ambiente y hasta el relacionamiento con sus   stakeholders.

Sin embargo, el desafío es lograr que las ahora actividades específicas aplicadas por área, se integren en un todo armónico digitalizado y con la mayor autonomía, con una visión de futuro y largo plazo, como es la característica que siempre ha identificado a la inversión minera.    

Igualmente, el tránsito hacia el uso de energías renovables que se ha iniciado y tiene su mayor referente en el proyecto Quellaveco que se abastecerá de generación eólica, es un proceso que debe acelerarse e impulsarse en el total de la industria como un factor clave de éxito, como ya sucede en otras jurisdicciones mineras en el mundo y, sin ir muy lejos, en la propia minería chilena.

El Perú además de ser muy rico en recursos minerales también posee un vasto potencial en energías renovables como la eólica en la costa norte y centro del país, la geotérmica en la zona volcánica del sur y la solar en todo el territorio.

En ese contexto, sería un gran aporte de la minería, como el principal consumidor de electricidad en el país, impulsar el uso de estas nuevas formas de generación no solo para las operaciones, lo que las haría más competitivas y amigables con el medio ambiente, sino también para las poblaciones de su entorno y, por qué no, en acuerdo con las autoridades, para abastecer a todos los hogares.

Sin duda, es un gran desafío pero, a la vez, una oportunidad para seguir demostrando que la industria minera es el pilar fundamental de la economía, y también del desarrollo de cada vez más peruanos.  

Venancio Astucuri, Director.