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REFLEXIONES: RENTABILIDAD SOCIAL (EN LA EMPRESA MINERA)

Por: Aarón Morales, profesor principal de la Facultad de Ingeniería Geológica, Minera y Metalúrgica de la Universidad Nacional de Ingeniería y consultor de Gerencia.


El título podría sonar a redundancia, la rentabilidad —un atributo consustancial— es un hecho social per se, como todo lo que se da alrededor de la entidad empresa. No olvidemos que es un individuo inmerso en la sociedad, que recibe de ella los recursos con los que trabaja y por lo cual está obligada a operar en función de los intereses de esta, la sociedad. Quizás la mención del término “rentabilidad social” como algo novedoso se deba a que los responsables: gerentes, directivos gubernamentales, académicos, actores políticos, etc., sigan creyendo que la empresa es un ente desligado, que existe por y para sí misma, lo cual es una de las debilidades aún remanentes en una sociedad tercermundista. Recordemos, una compañía permanecerá siempre que la sociedad se lo permita. 

La comunidad es el espacio donde la empresa minera realiza sus operaciones de extracción, por lo tanto, sus acciones deberán ceñirse a las reglas culturales vigentes en ese espacio. La comunidad admitirá su presencia siempre que mantuviera ese comportamiento respetuoso. La empresa no puede permitirse incorrecciones “porque lleva el desarrollo” (un contrasentido) como cuando alteran la tranquilidad en forma grosera (circulación de camiones pesados en una frecuencia perturbadora, en Las Bambas), violentar estructuras sociales (instituciones o personas, casos Yanacocha o Tía María) o dejar pasivos permanentes (alegando que cumplen con la ley de cierre de minas) basados en que producen divisas y generan dólares a través del canon y regalías, esa conducta estará creando las condiciones que impedirán la obtención de resultados sostenibles, de rentabilidad.

Si una compañía obtuviera resultados financieros saltándose esos condicionamientos, estará creando pobreza, porque sostenerse le será cada vez más oneroso, siempre será el cuerpo extraño que la comunidad tratará de expulsar en medio de una eterna guerra (en la que todos pierden), los resultados financieros así obtenidos serían engañosos porque no se podrán sostener en el tiempo. En esas condiciones, al final, todos quedarán más pobres.

Una segunda condición para la rentabilidad: la empresa debe mostrar cambio permanente. Si se mantiene estática entrará en un loop que la llevará a la condición inicial, retrocederá, víctima de las mismas pautas que le permitieron el despegue. La compañía estática (sésil) siempre termina autodestruyéndose y en el esfuerzo por resolver la situación, parchando, irá cavando un pozo del que le será cada vez más difícil escapar. Esa empresa podrá, eventualmente, mostrar resultados financieros, pero solo por una coyuntura de precios. Las compañías mineras consideran que esa es la condición natural —la condición sésil— por lo que insisten en afirmar que su única responsabilidad es el cuidado de los costos. 

La empresa es solo un elemento dentro de un sistema, si lo respeta y se mueve en el camino del cambio permanente —de lo tangible a lo intangible— podrá mostrar rentabilidad. Si se moviera deberá ser cada vez más independiente de la coyuntura de precios. Pero, los pasivos que deja —que nunca se mencionan en los EE FF— serán siempre una carga mayor que los ingresos oficiales, por lo que jamás podrá mostrar rentabilidad (“social”) a menos que revise su comportamiento colonial, la minería por la minería misma.

Redundando, la rentabilidad es un hecho social per se, y se obtiene cuando el ente empresa está en permanente cambio dentro de un comportamiento respetuoso con el medio donde actúa.

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