498 MINERIA MARZO

MINERÍA / MARZO 2019 / EDICIÓN 498 21 los especialistas que se presentaron en Sudbury, donde estaban las oficinas de la minera. “Luego de una hora y 15 minutos de viaje, llegamos y nos entrevis- taron a todos a la vez, lo que nos sorprendió un poco. A las tres semanas, al igual que a un amigo llamado John Ukos, me llegó una oferta de trabajo para enrolarme a la Cerro de Pasco Copper Corporation en Perú”, recuerda con claridad. A los 23 años arribó al puerto de Limatambo, y luego de una bre- ve estancia en Lima viajó a La Oroya en tren junto a un geólogo; “como éramos jóvenes felizmente no nos afectó la altura”. Allí fue- ron recibidos por el superintendente general, quien contrariamente a lo que se pensaría envío al joven Bob a la mina Morococha y no a Goyllarisquizga, que era una productora de carbón. “En Morococha, el superintendente era Clair Hanna, quien me dijo que por mi experiencia debería saber mucho de sostenimiento y me mandó a esa sección donde trabajaba con cinco ingenieros peruanos. La mayoría de las labores se hacía con madera, lo que había usado en Escocia, aunque allá predominaban los arcos de fierro porque la madera se reducía en poco tiempo en un 40 por ciento”, explica. Posteriormente, estuvo encargado de la producción de la mina y conoció a don Miguel Carrizales, quien fue su primer jefe peruano en Morococha. “Tenía que extraer como 300 toneladas por día para enviar a la planta concentradora. Lo bueno era que para la época la mina tenía un adecuado nivel tecnológico”. En 1950, al cumplir su segundo año en la Cerro de Pasco, lo enviaron a Cobriza, en Huancavelica, para iniciar el proyecto y construir las vías de acceso. “Un día al bajar una compresora tuvimos un acciden- te, pero sin consecuencias. Igualmente, en otra oportunidad, un ca- mión cargado con cinco toneladas de dinamita cayó en la ruta, pero felizmente quedó atrapado en el único árbol que había en la zona, lo difícil fue sacarlo. A pesar de todo, la verdad tuve suerte”, reflexiona. Cuando terminó su contrato, al tercer año, se fue de vacaciones a Escocia a visitar a su familia, a la que no veía hace un lustro. En ese ínterin, decidió no volver a la Cerro de Pasco, tras recibir el ofrecimiento de la empresa Holman Brothers para que sea su repre- sentante en Perú, Chile, Bolivia, Ecuador y Colombia, con sede en Lima, y se aboque a la venta de perforadoras, compresoras, etc. “De regreso al país, naturalmente fui a visitar a mis antiguos jefes en Pasco y Clair Hanna me dijo: te compro 200 equipos, pero quiero que vayas a la mina y perfores una galería, y tuve que meterme al so- cavón y hacer unos 30 taladros, y se concretó la venta”, rememora. Tiempo después, en 1965, don Bob se fue a vivir a Santiago de Chile, para conocer el mercado y le propusieron representar también a la Wagner Mining Equipment, que era especialista en trackless , equipos poco conocidos en Perú. “Advertí que era una gran oportunidad y un aporte para la minería subterránea de Perú. En ese sentido, podemos decir que soy el respon- sable del cambio del sistema de winches a scooptrams , lo que generó un incremento en la productividad de las minas”, destaca con orgullo. En ese contexto, a su retorno al país, conformó la empresa Servi- cios y Maquinarias (Sermaq) que proveía de equipos a las minas y Transportes Subterráneos (Transub), que era la contratista encarga del servicio. “En la mina Raúl, en ese entonces del grupo Hochschild, hice la primera rampa de 12 grados en Perú donde se usó scooptrams, de allí con Sermaq llegué a vender 35 scoops al año, es decir, introdu- je estos equipos en todas las unidades mineras del país”, enfatiza. Además, cuenta que quien ayudó indirectamente en la introducción de esta tecnología, fue don Alberto Benavides, que escribió y expu- so que con esos equipos modernos se podía explotar más mineral aunque de menor ley, lo que constituía una gran oportunidad para las empresas. Junto a esa maquinaria, este ilustre minero también introdujo en Perú el primer jumbo hidráulico de la marca Jarvis Clark, entre otros equipos de última generación para la época. En forma paralela a fines de la década del 70 del siglo pasado, decidió invertir en la apertura de una mina de oro en Antabamba (Apurímac). Se trató de la unidad Utupara que entró en producción, sin embargo por problemas con sus socios, al poco tiempo les revocaron la concesión, pues ellos dejaron de pagar el derecho correspondiente. También realizó un estudio para usar emulsión en vez de dinamita, debido a su bajo costo, lo que fue el primer antecedente de la utilización de este material en Perú. Del mismo modo, diseñó una bomba para emulsión por 32 taladros de ocho pies, que funcionó a la perfección. Gravimetría y fitorremedación A inicios de 2013, don Bob a los 78 años, mostrando su siempre innovador espíritu, junto con otros ingenieros, introdujo un sistema de gravimetría que formaba parte de toda una tecnología limpia para el tratamiento de minerales mediante la fitorremediación. En el Jueves Minero del 16 de mayo de ese año, en el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), expusieron que los más de 8,000 pasivos ambientales existentes en el país, pueden convertir- se en activos, tras la recuperación del valioso componente metálico y la eliminación de su potencial de contaminación. Esa tecnología la puso en práctica en los relaves de las minas Arca- ta y Ares, cuando era gerente de Hochschild el Ing. Fredy Mayor. Allí instaló un laboratorio para analizar los desechos que tenían una antigüedad de 30 años, logrando recuperaciones de hasta 83 por ciento, con lo que se confirmó la factibilidad de la propuesta. Este Minero Notable, reconocido por su jovialidad y vitalidad sor- prendentes, próximo a cumplir 85 años, mantiene intactas sus inten- ciones de ofrecer un aporte al país con la utilización de lo último de la tecnología, y tiene un proyecto más en mente. “Antes que Dios me lleve, me gustaría solucionar el problema de Madre de Dios con el uso de gravimetría y fitorremediación, por- que creo que es posible salvar a La Pampa. Los mineros artesanales solo extraen entre el 30 a 35 por ciento del oro y el resto queda, así que si llegamos al 80 por ciento de recuperación, generaremos ingresos suficientes para poner las plantas de remediación y, en equis años dejo el territorio limpio de cualquier tipo de escoria”, explica con esa lucidez que le permitió ser un hombre destacado en la minería nacional. MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero

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