MINERÍA Edición Semanal | Del 10 al 16 de octubre 2022

58 Edición Semanal Lea el artículo completo en: https://t.ly/XM0c tierra y sus bienes. Como el Papa Francisco enfatiza en la encíclica Laudato Si, “si es verdad que algunas veces los cristianos hemos interpretado incorrectamente las Escrituras, hoy debemos rechazar con fuerza que, del hecho de ser creados a imagen de Dios y del mandato de dominar la tierra, se deduzca un dominio absoluto sobre las demás criaturas” (LS 67). Con mucha sencillez, quiero decir que es nuestra convicción que cada mujer y cada varón, es hija o hijo de Dios. Hijos adoptivos, porque Jesucristo nos hace hermanos suyos al asumir la condición humana en la Encarnación. Ese es el fundamento de la dignidad de la persona humana y sus derechos, principio esencial, que en la sociedad se expresó más tarde en la Carta Internacional de Derechos Humanos. En este plano, una primera práctica responsable es el cuidado del empleo. Cuando una persona queriendo trabajar no tiene donde hacerlo, entonces hay una parte del Plan de Dios frustrado, una parte de la Creación que queda sin realizarse. No basta tener empleo, es necesario que las condiciones y el ambiente de trabajo sean dignos de los hijos de Dios. Una segunda práctica responsable, en este ámbito, es generar condiciones para establecer relaciones laborales de calidad. Una verdadera carta magna en materia de trabajo, es la encíclica Laborem Exercens. En ella, San Juan Pablo II propone numerosos conceptos que pueden inspirar a una sana y fructífera manera de organizar la empresa, sea pública o privada. Un elemento central es la participación de los trabajadores en la gestión y las utilidades.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTM0Mzk2