36 Edición Semanal lizar, todas ellas requieren del cobre como vehículo de conducción de la energía que produzcan. Por lo tanto, el Perú debe prepararse para atender la demanda prevista de este metal, del cual somos el segundo mayor productor del mundo. Instituciones especializadas en el mercado del cobre, como el London Metal Exchange, estiman que la demanda de este metal se incrementará en 14 millones de toneladas anuales entre el 2022 al 2040, es decir, el Perú debería aumentar su actual volumen de producción (2.45 millones de TM por año) en 777 mil TM, lo que representaría un crecimiento de más de 30% entre el 2022 y el 2023. Si el Perú desaprovecha esta coyuntura para consolidar su posición de productor de cobre y, eventualmente, erigirse como el principal proveedor de este metal al mundo, lo más probable es que otros países más interesados en tomar ventajas de esta ventana de oportunidad lo hagan. Tengamos presente que el cobre es un metal base, que si es explorado en otras latitudes será hallado y se realizarán las inversiones en esos países, sea para la etapa exploratoria como para la correspondiente al desarrollo de proyectos y posterior aprovechamiento del mineral mediante la extracción del mismo. Tengamos presente que, como consecuencia del proceso de descarbonización, los vehículos eléctricos necesitarán –al menos– 100 kg de cobre, mientras que en la actualidad emplean 20 kg. Además, las actuales estaciones de servicio para el abastecimiento de combustible se convertirán en estaciones de recarga de las baterías eléctricas. Un escenario similar se presentará en las nuevas edificaciones de viviendas, porque en sus cocheras tendrán una instalación para la recarga del automóvil. Las industrias y los centros de trabajo transitarán por este mismo proceso y en cada uno de ellos estará presente el cobre.
RkJQdWJsaXNoZXIy MTM0Mzk2