33 AÑO 4 - Nº 161 / JUNIO 2023 La FAO sostiene que el 93% de la biomasa de cualquier cultivo está constituida por carbono, oxígeno e hidrógeno que las plantas fijan vía fotosíntesis y donde el CO2 es un componente indispensable y determinante de la tasa de crecimiento. En el hemisferio norte la aplicación de la “fertilización carbónica” con CO2 de la combustión del sistema de calentamiento está documentada desde 1920, pero hoy está prohibida por los contaminantes del gas y los invernaderos buscan con urgencia una fuente barata de CO2 limpio. La masificación de la fertilización carbónica aquí propuesta incrementa la producción de alimentos y combate el Cambio Climático; las penalidades que ya se aplican a actividades que emiten CO2 deben financiar tecnologías con cero emisión de carbono como HEVA. Esta tecnología, peruana, utiliza un reactor eléctrico al vacío que descompone la caliza en sus elementos básicos y a menor temperatura que el proceso convencional que usa combustible; este CO2, limpio y concentrado, se aprovecha entonces para generar biomasa (alimentos) en medio agrícola o acuícola: Descomposición térmica para producir Cal sin emisiones[1]: CaCO3 + Calor CaO + CO2 1 El cemento “verde” o “ecológico” se obtiene en este caso a partir de la cal producida con el proceso HEVA, puede ser realizada en hornos convencionales abiertos calentados con electricidad (resistencia, inducción, arco), plasma o incluso radiación solar concentrada, a temperaturas de 1,500 °C. No hay emisiones de CO2, ellas ya fueron capturadas. Figura 1. Según la FAO el 93% de la biomasa que constituye una planta está conformada por los elementos (C, O y H) que consigue vía fotosíntesis. El resto de los nutrientes generalmente obtenidos con fertilizantes químicos, crean las condiciones para que la planta absorba más CO2. Por ejemplo, el sulfato de magnesio incrementa la producción de clorofila que es el catalizador de la fotosíntesis, otros incrementan la superficie foliar.
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