REVISTA MINERÍA 551 | EDICIÓN AGOSTO 2023

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / AGOSTO 2023 / EDICIÓN 551 17 Las operaciones típicas se llevan a cabo durante aproximadamente uno a tres meses por pila y la recuperación alcanzada es de al menos el 60% y puede llegar al 85% en algunos casos. El lixiviante con los minerales de cobre es típicamente ácido sulfúrico, esta solución se rocía o gotea sobre la superficie superior de la pila que drena a través del mineral hacia un canal alrededor del perímetro, donde la solución cargada se puede recuperar para la extracción del metal (Thiel y Smith, 2004). Para el cobre, la planta de recuperación habitual es SX-EW (extracción por solvente/electro-obtención) (Figura 4). Manejo de instalaciones de pilas de lixiviación de cobre La plataforma de lixiviación debe incluir la instalación de revestimientos impermeables para evitar problemas ambientales y fugas de solución cargada con ácido sulfúrico. La selección de un revestimiento incluye aspectos como la resistencia química a la solución y la presión hidráulica. Un revestimiento de la pila está sujeto a un esfuerzo general creado por el montón de minerales depositados y al estrés local producido por el equipo utilizado durante la construcción de colocación de minerales. El revestimiento de la poza de recolección de soluciones lixiviadas también está sujeto al estrés desarrollado por el almacenamiento de soluciones cargadas con ácido sulfúrico. Los revestimientos se pueden instalar utilizando suelos arcillosos o membranas sintéticas. La decisión está influenciada por las condiciones económicas relacionadas con la topografía del sitio y las regulaciones ambientales. Dado que los aspectos económicos son considerados desde las primeras etapas del proyecto, las normas ambientales tienen un impacto especial en la economía y desempeño de la operación (Reichardt, 2008). Lecciones aprendidas de la historia de las instalaciones de almacenamiento de relaves Casos de fallas en todo el mundo Una serie de accidentes ambientales en varias minas de oro en todo el mundo ha precipitado una preocupación generalizada sobre el uso de cianuro como reactivo de lixiviación. En la mayoría de estos casos, el cianuro de las operaciones de procesamiento ingresó al medio ambiente por fugas a través de rasgaduras y/o perforaciones en los revestimientos protectores de TSF, o por derrames de soluciones desbordantes de TSF (Hilson y Monhemius, 2006; Donato et al., 2007). Por ejemplo, en la mina Omai, la noche del 19 de agosto de 1995 en Guyana, se liberaron 2.9 millones de m3 de relaves de lixiviación con cianuro y aguas residuales debido al colapso de la presa de relaves, lo que contaminó el río Omai. Un desastre de escala similar ocurrió el 30 de enero de 2000 en Baia Mare, Rumania, donde se rompió una presa de relaves de lixiviación con cianuro, lo que resultó en la descarga de aguas residuales que contenían hasta 100 t de cianuro que finalmente llegaron al río Danubio (Hilson y Monhemius, 2006). Impactos ambientales Desde 1970, se han producido más de 70 fallas importantes de TSF en todo el mundo. Muchos de estos han resultado en daños a corto y largo plazo a los ecosistemas, un impacto significativo en las comunidades y, lo que es más grave, la pérdida de más de 1,000 vidas (ICOLD, 2001). Algunas implicaciones ambientales potenciales de los TSF incluyen:  Contaminación de arroyos por filtración de aguas ácidas con alto contenido de metales y otros rastros de reactivos (Adams, 2016);  Contaminación de arroyos debido a la escorrentía superficial del área TSF (Adams, 2016);  Contaminación del aire y el agua debido a la erosión eólica de relaves secos (Cacciuttolo, 2015b);  Posible riesgo de falla catastrófica de presas o fugas revestidas y liberación de desechos (ICOLD, 2001);  Modificación física y estética del entorno (Diaby et al., 2006);  Dificultad de establecer cobertura vegetal para estabilizar permanentemente los relaves, debido a las condiciones desfavorables del

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