REVISTA MINERÍA 552 | EDICIÓN SEPTIEMBRE 2023

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / SEPTIEMBRE 2023 / EDICIÓN 552 160 Más de medio centenar de construcciones efectuadas por los arquitectos yaros, casi al borde de los abismos, indica que poseían un gran conocimiento del cálculo estructural, analizarían previamente el diseño más seguro de la estructura, idóneo de soportar su peso, los factores ambientales: lluvia, nieve, vientos, heladas, sismos, así como la calidad del terreno, los materiales adecuados y disponibles en la zona. Goñicutac es una edificación yaro, está ubicada en el distrito Yanahuanca, provincia Daniel Alcides Carrión, departamento Pasco, en la quebrada Chaupiguaranga, posee torres de tres pisos, en un lugar estratégico para su defensa y para el contacto con otras regiones, con un clima templado. Sus viviendas y otras construcciones, como corrales para los auquénidos andinos eran simples, realizadas con piedras unidas con argamasa de barro, las cuales eran rellenadas con lajas de una menor dimensión. En el lugar lograron construir canales de irrigación, andenes para el cultivo, chullpas funerarias, almacenes, plazuelas y una serie de caminos para su respectiva relación. Rapayán fue un centro administrativo-militar muy importante de los yaros, ubicado en la provincia Huari, departamento Áncash. Los arqueólogos han logrado ubicar gran número de asentamientos humanos en la margen derecha e izquierda del río Marañón. Los arqueólogos sostienen que Rapayán, Susupillo, Garu y otros lugares con bastante población, estaban comunicados por una red de caminos; que Garu y Susupillo basaban su economía en el pastoreo de camélidos andinos; que en Susupillo fabricaban instrumentos de labranzas, y que Rapayán era un gran centro de comercio. Illapa era el dios de los yaros, del cual creían descender, así denominaban al rayo, en los nuevos lugares donde se asentaron los yaros lo denominaban Libiac, Yanaraman y con otros nombres. Para ellos, el rayo, trueno y relámpago eran un solo elemento. Era un dios que proporcionaba las lluvias, que permitía regenerar los pastizales útiles para los yaros, cuya principal actividad era el pastoreo de camélidos andinos en las zonas altas. Sus adoratorios eran construidos con piedras y en forma de obelisco. They were able to build irrigation canals, cultivation terraces, burial chullpas, warehouses, small squares and a series of roads for their respective relationship. Rapayan was a very important administrativemilitary base of the Yaros, located in the province of Huari, department of Ancash; archaeologists have located a large number of human settlements on the right and left banks of the Marañon River. Archaeologists maintain that Rapayán, Susupillo, Garu and other places with a large population were connected by a network of roads; that Garu and Susupillo based their economy on Andean camelid herding, that in Susupillo they manufactured farming tools and that Rapayán was a major trading center. Illapa was the god of the Yaros, from whom they believed they descended. This is how they called “lightning”; in the new places where the Yaros settled, they called it Libiac, Yanaraman and other names. For them, lightning and thunder were one single element. It was a god that provided the rains, which allowed the regeneration of useful pastures for the Yaros, whose main activity was herding Andean camelids in the highlands; their shrines were built with stones and in the shape of an obelisk. A series of magical-religious ceremonies were performed to this god, Illapa, including human sacrifices, as well as offerings of what are today called "precious metals". The Spanish invaders who arrived in Yaro lands many years later, plundered one of their sacred places, which they indistinctly called "huaca". "...they took out of the huaca of Yaurecocha, which is in a lagoon four days' walk from this city (Yacha) Rapayán (Áncash). Goñicutac (Pasco).

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