MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / OCTUBRE 2023 / EDICIÓN 553 137 a posteriores fundiciones hasta obtener plata pura, el proceso duraba en promedio dos días por lo que se debía multiplicar el número de guairas para cumplir el cometido de obtener el metal precioso aceleradamente. En estos fogones de fundir se aprovechaba la presencia del viento nocturno de los Andes para avivar el carbón hasta temperaturas de fundido, todo un reto. Hay cronistas que relatan haber visto cerca de 15,000 guairas encendidas al mismo tiempo y que en la oscura noche “semejaban una constelación” sobre la superficie andina. Para los chapetones emprendedores de estas tierras —que también los hubo en aquel tiempo— esta práctica tenía ventajas, pero también dificultades, entre las primeras cuentan el requerir infraestructura muy reducida; un capital inicial casi nulo y el permitir eludir con facilidad las obligaciones fiscales (tributo del Quinto Real). Entre los inconvenientes señalamos: el método era costoso porque el combustible vegetal usado en esos hornos rudimentarios era caro e ineficiente, amén que de otro lado el rendimiento de las minas era reducido, pues si bien las tierras peruvianas son ricas en minerales, su ley es baja, es decir, cada metro cúbico de mineral extraído contiene escasa cantidad del metal precioso, lo que deriva en que usando solamente esta técnica de fundición, no se habría extraído la cantidad de plata que requerían. Las técnicas metalúrgicas coloniales en sí las revisaremos ampliamente en Apuntes posteriores, mientras tanto aventuremos un poco en la percepción histórica para, situados en esa época, vislumbrar algunas circunstancias dignas de recordar por cuanto atañen a nuestro devenir idiosincrático occidental y cristiano. Una digresión sobre Reyes y Papas Los tiempos de la conquista y de la colonia sin duda estuvieron teñidos por el culto católico profesado por los reyes españoles y de hecho, por el pueblo español que nos colonizó, inclusive uno de los tres capitanes conquistadores fue un cura. El periplo de la historia minera colonial de nuestros Andes nos ha llevado a surcar vicisitudes históricas que yacen en lo profundo de nuestro sentir peruano. Descubrimos allí aconteceres que aún no se han borrado del ánimo como la esclavitud y el cuasi genocidio de nuestro ancestro inca en el nombre de un dios y una fe que nunca nadie aquí comprendía y siempre nos hemos preguntado por qué. Sin duda el afán económico expansionista de Europa toda y de España en particular, los trajo en búsqueda de oro y plata para paliar la gran depresión resultante de años de guerras, es más, los reyes católicos — Fernando e Isabel— que regían a una España acosada por un enclave de los moros en plena península vieron en la pretensión de Colón una salida rápida a tanto mal, y lo aprovecharon. Detrás de esa visión de por si grave para nos, estuvo el poder terrenal que entonces tenía el Obispo de Roma como sucesor de Cristo, quien junto a los Reyes Católicos formó lo que muchos han llamado la simbiosis “monarquía-papado” pues el representante de Dios también estaba ávido de nuevos dominios para expandir la fe en cuanto le permitiese además beneficios para mantener a sus Estados Papales y a su numerosa Curia. Por eso no es de extrañar que este pacto llevó al reparto mutuo de gracias contenidas en las indulgencias celestiales otorgadas por el Papa Alejandro VI —Bulas de Donación de 1494— por las cuales los reyes españoles, con anuencia papal, se hacían dueños de las nuevas tierras con dominio sobre el suelo y subsuelo de lo que posteriormente se llamaría América y, de otro lado, todos los conquistadores recibían la gracia divina de propagar las fe y el perdón. Quizá nos cueste entenderlo pero en aquellos tiempos los reyes del mundo eran tutelados y manejados en nombre de Dios por el Obispo de Roma, el Santo Papa, representante divino y tangible en nuestra siempre afligida Tierra. 4. Arte metalúrgico colonial: moneda de plata (Macuquina), acuñada en Potosí en 1600 con el escudo de la Casa Real de España.
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