44 Edición Semanal cos, los fines, por importantes que sean, no justifican todos los medios. Confío en que esto es posible y quiero compartir con ustedes algunos ejemplos de la vida real que genera prosperidad compartida, y las lecciones que estos contienen para el futuro de la minería. Pero antes de hacer eso, necesito ser sincero, y colectivamente debemos ser sinceros con la sociedad. La verdad es que como industria, colectivamente, no siempre hemos actuado de manera que se genere una prosperidad compartida. Abandonamos cientos de miles de minas cuando deberíamos haberlas cerrado y rehabilitado responsablemente. Hemos esperado demasiado ante desastres como las fallas de presas de relaves para crear mejores estándares que impidan que vuelvan a ocurrir. Durante demasiado tiempo hemos tolerado la discriminación, el acoso y las agresiones contra las mujeres y los grupos subrepresentados en nuestros lugares de trabajo. En demasiadas ocasiones hemos faltado el respeto al patrimonio cultural y a los derechos de las comunidades a su autodeterminación. Y hemos fracasado en nuestro deber primordial y solemne de
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