REVISTA MINERÍA 560 | EDICIÓN MAYO 2024

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / MAYO 2024 / EDICIÓN 560 71 su trascendencia económica favorecieron la creación de los primeros espacios asistenciales para trabajadores en centros mineros. Además de dispensar cuidados generales, en estas enfermerías o pequeños hospitales se desarrollaron precozmente prácticas médicas y quirúrgicas a cargo de médicos, cirujanos o, más frecuentemente, barberos contratados por los empleadores”. Sobre el mismo asunto en las colonias españolas de América afirman: “En los dominios de la corona española podemos señalar diversos ejemplos de enfermerías destinadas a la asistencia de mineros fundadas a lo largo del siglo XVI. Tales son los casos de Almadén o Guadalcanal en la península, o Potosí y Huancavelica en América”. Los hospitales mineros posindependencia Los protohospitales mineros peruanos en el centro (en realidad enfermerías) irrumpen en el manejo de la salud en el trabajo desde el inicio de la actividad minera americana en 1860. A inicios del siglo XX el arquetipo fue el hospital de La Esperanza en el Cerro propiedad de la Cerro de Pasco Mining e igual los del eje Casapalca-Morococha y tan lejos como en 1921 aparecería el Hospital de Chúlec. Ciertamente la atención de salud estuvo dirigida principalmente al tratamiento de los accidentados y de los enfermos ocupacionales sin descuidar a sus familiares y a la higiene colectiva, tanto en las minas mismas como en las zonas de sus viviendas llamadas “Campamentos”, ubicadas casi siempre alrededor o muy cerca al pique. En la primera década del siglo XX don Marcial Helguero y Paz Soldán recorría la patria buscando documentar su desarrollo minero y ya narraba trazos iniciales de políticas de salud que incluían pinceladas de aspectos sociales en las vetas limeñas de Huarochirí, puntualmente en Aguas Calientes: “Existe en Aguas Calientes verdadera equidad entre el capital y el trabajo. Cuando un operario sufre algún accidente, además del médico, la negociación le proporciona las medicinas de una excelente botica que posee; y cuando el accidente es más grave, se [le] refiere al hospital de Casapalca o a una de las clínicas de Lima, en donde todos los gastos son por cuenta de la empresa. Durante su enfermedad, el operario percibe la mitad de su jornal diario, y cuando, por desgracia, muere, se entrega a la familia una suma de dinero, que le permite sufragar los gastos del entierro y vivir con el resto algún tiempo. Por lo general, los hijos de los operarios que mueren a consecuencia de un accidente de trabajo, merecen la protección decidida de la negociación”. En esta narración apreciamos acciones precursoras y claras de protección social a la familia del accidentado. El mismo Helguero en las minas de Backus de Casapalca y Morococha, describía los primeros visos de políticas de salubridad pública: “[En Casapalca] Existe un hospital moderno bien provisto a cargo del competente médico doctor Santiago D. Parodi, para el servicio de todos los empleados y trabajadores, [allí] reciben tratamiento médico gratuito para ellos, sus mujeres y sus familiares, [ade1. Promoción 1961 de Internos de San Fernando posan en el frontis del hospital de Chúlec.

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