REVISTA MINERÍA 561 | EDICIÓN JUNIO 2024

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / JUNIO 2024 / EDICIÓN 561 13 dentro de cada tamiz). Las ecuaciones (1) y (2) describen el procedimiento matemático para calcular Cc y Cu, respectivamente. Cc = D2 30 D60 D10 (1) Cu = D60 D10 (2) donde D10 representa el diámetro de partícula promedio del suelo en el percentil 10, D30 al diámetro de partícula promedio del suelo en el percentil 30 y D60 se asocia con el diámetro de partícula promedio del suelo en el percentil 60. De esta manera, el 10%, 30% y 60% de las partículas son más pequeñas que estos tamaños o diámetros. Además, la curva de distribución del tamaño de grano indica la cantidad de finos que componen el suelo. Las partículas pequeñas en un suelo bien graduado encajan en los vacíos entre las partículas más grandes. Los suelos bien gradados son relativamente fáciles de compactar hasta alcanzar una alta densidad mediante vibración. A partir de los resultados de distribución de tamaño de partículas es posible estimar, preliminarmente, la susceptibilidad a la licuación debido a que dicha distribución controla la conductividad hidráulica y la generación de presión de poros (Kramer, 1996). La Figura 1 presenta el criterio japonés para estimar la susceptibilidad a la licuación a partir de la distribución de tamaño de partículas (Tsuchida, 1970). No obstante, es el índice de plasticidad de los finos otro factor relevante para establecer susceptibilidad a la licuación de los geomateriales. La plasticidad de las partículas finas se establece mediante la identificación de los límites de Atterberg, los cuales permiten estimar factores que afectan el comportamiento hidromecánico de geomateriales (por ejemplo, conductividad hidráulica y resistencia al corte). Dichos límites corresponden a contenidos de humedad que limitan el estado del suelo entre sólido, plástico y líquido (Terzaghi et al., 1996). No obstante, las interpretaciones fundamentales de los límites son complejas y requieren atención antes de ser aplicadas debido a los procedimientos de ensayo utilizados para su caracterización, es decir, el uso de la cazuela de Casagrande, rollos de suelo y el equipo de penetración de cono. El límite líquido se estima con base en el número de golpes necesarios para provocar el colapso de una ranura en un lecho de arcilla cuando el recipiente de con suelo se golpea, identificando el cambio de estado del suelo. Como la estabilidad de taludes es un fenómeno basado en la resistencia, parecería racional suponer que el suelo en el límite líquido exhibe una resistencia fija que en principio podría medirse mediante métodos más repetibles. Sin embargo, la energía del ensayo puede variar (Haigh, 2012). Debido a dicha variación, se propuso el ensayo de caída del cono, el cual tiene mayor repetitividad debido a que mide la resistencia del suelo para cierto nivel de penetración y cuyo resultado permite identificar el límite líquido del suelo. El límite plástico, dado por el ensayo de rollos, tiene una larga historia en geotecnia. No obstante, dicho procedimiento es polémico debido a menudo presenta una alta variabilidad entre sus resultados y es altamente dependiente del operador. El límite plástico corresponde al contenido de agua en el que el comportamiento del suelo deja de ser dúctil y pasa a ser frágil (O’Kelly et al., 2017). De esta manera, métodos alternativos que representan mejor esta definición son empleados para caracterizar el límite plástico, por ejemplo, el ensayo de caída de cono. Debido a dichos factores, la identificación del límite líquido y límite plástico es fundamental en la caracterización del potencial de licuación de los suelos (Bray & Sancio, 2006). La forma de las partículas es una característica inherente del suelo que se puede correlacionar con los parámetros de estado crítico (Cho et al., 2006). La morfología de una partícula puede describirse como esférica, redondeada, en bloques, voluminosa, laminada, elíptica, alargada, entre otras (Mitchell & Soga, 2005). No obstante, a micro escalas se puede caracterizar la textura y las características de rugosidad locales, como la suavidad de la superficie, la redondez de los bordes y Figura 3. Correlaciones entre los parámetros de estado crítico y relaciones de vacíos máximas y mínimas (datos de Cho et al., 2006; Molina-Gómez & Viana da Fonseca, 2021).

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