REVISTA MINERÍA 562 | EDICIÓN JULIO 2024

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / JULIO 2024 / EDICIÓN 562 80 habría dado según algunos por revelaciones de un indio y según otros por consejo de Malika, su concubina e hija del cacique de Laykakota descendiente de Cusi Coyllur– y según esas lejanas quimeras cuentan “José tropieza con una mina de plata nativa a la que abre dos boquetes y les llama Las Animas y Laicacota Baja”. Aseguran esas mismas reseñas que de Laicacota y, en una sola noche, don José Salcedo desenterró y sacó 93 bolsas de polvo de plata, cuyo valor habría sido mayor de cien mil pesos y, en la misma faena, se dice extrajo un bloque de pura plata maciza a la que directamente ordenó “marcar” como si fuese una barra fundida exprofeso para pagar con el ella el Quinto Real. Pero allí no quedó todo, su fortuna se extendía cual barril sin fondo por el beneficio de los cerros de Cancharani, del Azogue y otros. Como sucede siempre al ser humano, los Salcedo se envanecieron por el éxito económico alcanzado con la mina Laicacota –se cuenta que se convirtieron en los más adinerados del virreinato llegando a poseer una fortuna disque de 24 millones de pesos fuertes–, esto los llevó a la soberbia de enfrentar nada menos que al virrey, a la sazón el Conde de Lemos, quien sin más arriba a tierras puneñas, para más señas aún se conserva el balcón de la casa donde temporalmente se habría alojado la autoridad real. El virrey sin miramientos apresa a José Salcedo, ordena que lo ahorquen y, la orden más dura, decreta que no quede piedra sobre piedra de la naciente población de San Luis de Alba, que así se llamaba el caserío minero que ya tenía más de tres mil casas y cerca de 15 mil habitantes entre chapetones y encomendados. La autoridad en adición dispuso trasladar a los pobladores a la capital de la provincia de Paucarcolla a un punto llamado San Juan Bautista de Puno y declarar el 9 de septiembre como día fundacional del nuevo pueblo que los acogería: San Carlos de Austria en honor a Carlos II, rey español de aquellos años. Amén el virrey vengativo habría ordenado se inunden las minas, aunque otros dicen que habría sido por orden de los mismos Salcedo, de una u otro manera fue una catástrofe. Refiriéndose a este hecho, Bargallo dixit: “Las labores de las minas –de Laicacota– quedaron definitivamente interrumpidas y se anegaron. Más tarde hubo el propósito de abrirlas de nuevo, pero lo impidieron las aguas”. El epílogo de estas reyertas chapetonas, que fueron muchas y sangrientas, se habría saldado precisamente en la batalla de Laycacota, donde vencieron los descendientes de Salcedo e inclusive el nuevo virrey don Diego de Benavides concedería a don Gaspar de Salcedo el título de Maestre de Campo, dándole gracias por sus servicios ¡Cosas de chapetones conquistadores! 2. Laicacota. Balcón de la vivienda temporal del virrey Amat.

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