MINERÍA Edición Semanal 227 | Del 16 al 22 de septiembre 2024

50 Edición Semanal El maestro y su herencia* El antiguo arco de la entrada a San Pedro de Lloc, la verde alameda y la plazuela vieron pasar innumerables veces a Antonio Raimondi acompañado de su inseparable y adorada Elvirita. El clima bondadoso de San Pedro y el cariño de sus amigos, cuyas hijas se afanaban por atenderlo, todo ello permitía a aquel anciano prematuro tener unos momentos de tranquilidad para rehacer sus fuerzas y reanudar el desarrollo de su monumental obra. Según se ha dicho, “durante los meses que su mal le daba alguna tregua, gustaba de salir a pasear en la plazoleta toda fragante como un jardín. Caminaba encorvado, tenía... largos cabellos blancos, a guisa de peluca empolvada, que le llegaban hasta los hombros”, siempre acompañado, de Elvira porque “ni él podía estar sin ella ni ella sin él”. Inútil decir cómo todos los niños de la escuela vecina, a quienes su maestro les había contado quién era este ilustre huésped, lo rodeaban, lo seguían en sus paseos, preguntándole sobre una y otra región del país. Uno de ellos, Isaías Ramírez, contaba con 7 años y recuerda estos momentos de gran emoción: Histórico * Del libro Antonio Raimondi: el moderno descubridor del Perú. Por: Nicole Bernex.

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