REVISTA MINERÍA 565 | EDICIÓN OCTUBRE 2024

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / OCTUBRE 2024 / EDICIÓN 565 82 de oro del inca devinieron para los conquistadores en “cosa caída del cielo”, pues Paullu poseía, entre otras, la de Carabaya, mina a la que luego pondrían de nombre: Boca de lobo, quizá por su negrura interior. Pero lo más relevante es que por esta traición llega a oídos chapetones la existencia cierta de minas de oro en toda la zona del Collasuyo. Debido a su prematura muerte Almagro nunca conocería todas las minas de oro del inca. Pizarro sí sería testigo de la realidad de las grandes minas auríferas de Carabaya, pues pasadas las intrigas tuvo el acierto de encomendar a Pedro de Agüero y a Pedro Martín de Moguer que partiesen al Collasuyo. Cumplida la misión le informaron que: “Fueron repartidos y dados en servicio de S.M doce mil y tantos indios cazados en la provincia del Collao, al medio de ella o cerca de las minas para que sacaran oro para su majestad, de lo que se entiende que le vendrá en grandísimo provecho considerada la riqueza de las minas que hay’. Antes que Almagro viajase al sur, los chapetones habían comenzado la explotación de las minas de Chuquiabo e inclusive ya obtenían oro, pero que, por los aciagos eventos bélicos entre los conquistadores fue a parar a manos de Pizarro el vencedor transitorio. Es más, coincidentemente en esos años y por presión de la soldadesca española que reclamaban su parte en el botín, Pizarro comienza a distribuir las Encomiendas mineras. Por lo que toca al relato de lo sucedido a posteriori del rescate pagado por Atahualpa, no existen testimonios que confirmen el cumplimiento de la orden que habría dado el inca cautivo para que se tapien las minas de oro más feraces del Collasuyo y no sean halladas por los españoles, más al contrario, es conocido que en Vilcabamba los naturales, quizá para congraciarse con los recién llegados, les revelaron que en el lugar conocido como Chuquitarpo (actual Chuquitarco) existían varias minas tapiadas. Los cronistas dejan ver que a pesar de que algunas bocaminas llegaron a ser tapiadas, igual se traicionó la orden del inca: “Se tenía noticia de un cerro... que esta detras de la cordillera de chuquitarpo que es de 4 leguas de camino del cerro de guamani donde se tiene noticia estan tres vetas de metal de oro que algunos indios viejos dan por señas aver sido labrado y en después se mando tapiar y enlosar porque no se sepa dellas”. También se sabe de otra incursión de búsqueda de minas en lares surorientales, hecho que nos permite tener una idea aproximada sobre el laboreo minero de los incas antes de la llegada española amén de confirmar lo conocido respecto a que la profundidad de tales minas, en promedio 100 m. con un tiro minúsculo y solo suficiente para que ingrese un mortal. El laboreo minero de los incas El cronista Sancho de la Hoz en 1546 describe los pormenores del laboreo minero desarrollado en el Collasuyo: “Las ricas minas de aquella provincia del Collao están más allá de este lago que se llama Chuchiabo. Las minas están en la caja de un río a la mitad de la altura, hechas a modo de cuevas, a cuya boca entran a escarbar la tierra y la escarban con cuernos de ciervo y la sacan fuera con ciertos cueros cosidos en forma de sacos o de odres de pieles de oveja... El modo que lavan es que sacan del mismo río una lapa de agua y en la orilla tienen puestas ciertas losas muy lisas, sobre las cuales echan la tierra y echada sacan por una canaleja el agua de la ¿…? que viene a caer encima y el agua se lleva poco a poco la tierra, y se queda el oro en las mismas losas y de esta suerte la recogen. Las minas entran mucho dentro de la tierra, unas diez brazas, y otras veinte [una braza española medía 1.7 m] y a mina mayor que se llama de Guarnacabo entra cuarenta brazas. No tiene luz ninguna, ni más anchura que para que pueda entrar una persona agachada, y hasta que este no sale no puede entrar ningún otro. Las gentes que aquí sacan oro podrán ser hasta cincuenta entre hombres y mujeres, y estos son de toda esta tierra, de un cacique veinte, y de otro cincuenta, y de otro treinta; y de otros más o menos, según que tienen, y lo sacan para el señor principal… Hay otras minas 2. Antiguos territorios de los Uros y las zonas mineras del Collasuyo.

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