MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / OCTUBRE 2024 / EDICIÓN 565 84 adelante de estas, y otras hay esparcidas por toda la tierra a manera de pozos profundos, como de la altura de un hombre, en cuanto puede el de abajo dar la tierra al de arriba; y cuando los cavan tanto que ya el de arriba no puede alcanzarla, lo dejan así y se van a hacer otros pozos”. Cuestión planteada a menudo es: ¿quiénes se encargaban físicamente del trabajo en las minas? La respuesta insistida es que era realizado por mitimaes especializados que en forma general eran conocidos como mitmakunas, sin embargo, no habría sido la única mano de obra en minería inca, pues si nos atenemos a las crónicas que narra Cieza de León, hubo otros que sin aprendizaje alguno eran nombrados directamente por el inca, quien usando su ánimo tenía la potestad de decidir quiénes y cuántos irían a trabajar las minas, es más, él también disponía cuánto mineral sacar por jornada y el total a extraer de un sitio específico. Para averiguar las circunstancias del trabajo minero en aquellos tiempos volvamos a Cieza, quien ilustra bien las condiciones de trabajo en las minas incas, conductas que después con la esclavitud española desaparecería: “Si la provincia era grande, della misma salían indios a coger metales y a sembrar y labrar las tierras. Y mandábase que, si estando en las minas adoleciese [enfermase] alguno de los indios, que se fuese a su casa y viniese otro en su lugar y que ninguno cogiese metales que no fuese casado para que sus mujeres les aderezasen [preparasen] el mantenimiento y su brebaje. De tal manera se hacía que, aunque toda su vida estuvieran en las minas, no lo tuvieran por gran trabajo ni ninguno moría por dárselo demasiado. Y sin todo esto, en el mes les era permitido dejar de trabajar algunos días para sus fiestas y solaces, y nunca unos indios estaban a la continua en las minas, sino de tiempo a tiempo los mandaban saliendo unos y entrando otros. Tal manera tuvieron los incas en esto, que les sacaban tanto oro y plata en todo el reino que debió de haber año que sacaron más de cincuenta mil arrobas de plata y más de quince mil de oro y siempre sacaban destos metales para servicio suyo. Y estos metales eran traídos a las cabeceras de las provincias y de la manera y orden con que los sacaban en urnas los sacaban en otras tierras para que pudiesen contribuir, echaban pechos y derramas [pagos y contribuciones] de cosas menudas y [también] de mujeres, muchachos, los cuales se sacaban del pueblo sin ninguna pesadumbre porque si un hombre tenía un solo hijo o hija éste tal no le tomavan; pero si tenía tres o cuatro tomabales una para pagar el servicio”. No era del paraíso, pero el imperio manejaba conceptos de talante social avanzados que solo serían alcanzados por el resto del mundo 600 años después. La administración de la faena minera Era costumbre inca que la supervisión de la extracción del oro en las minas la hiciesen los Tucuirícuc, por cierto, escogidos y nombrados por altos funcionarios del imperio, por ejemplo, por la importancia de Carabuco (la actual Carabaya) los Tucuirícuc fueron elegidos por el padre de Atahualpa, el mismísimo Huayna Cápac. De otro lado, Jiménez de la Espada en su informe sobre esa mina sostiene que, los mitmas –mitimaes– que trabajaban allí no sabían qué mineral sacaban porque usualmente en las minas había otros Tucuirícuc de mayor estatus que se encargaban de juntar en “menos de lo que canta un gallo” todo el mineral obtenido y enviarlo al Cusco. Asimismo, se sabe que funcionarios de la panaca de Túpac Yupanqui subrepticiamente habrían prolongado el disfrute de las minas auríferas hasta 1575, ya que para mayor abunde por aquellos años Sayri Tupac del tronco del mismo inca se jactaba de poseer 4,500 mitmas trabajando sus minas de oro del Collasuyo en Quipa, Azángaro Asillo, Carabaya y en Vilcabamba. Sin embargo, esta no era la única forma de administrar las minas. Hernando de Santillán, oidor real 3. Mortero fijo precolonial tipo Tacana.
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