MINERÍA Edición Semanal 237 | Del 25 de noviembre al 01 de diciembre 2024

46 Edición Semanal de la inversión minera mundial. La creación de políticas conjuntas orientadas a la atracción de inversión extranjera podría favorecer un entorno de desarrollo más estable y atractivo para el capital minero. Además, la creación de un hub de proveedores mineros que facilite la movilidad de productos y servicios entre ambos países podría posicionar a Chile y Perú como una alternativa sólida en la provisión de insumos para la industria. Sin embargo, no todas las áreas de negocio se prestan a la colaboración. La propuesta que han tenido algunos actores de crear un “cartel del cobre” entre Chile y Perú para controlar precios es una estrategia que, en cualquier contexto, sería insostenible. Ya en el pasado, ambos países intentaron algo similar con el cartel CIPEC en los años 60 y 70, junto a Zambia y Zaire, sin lograr influir en el precio global. Intentar repetir esta estrategia es contraproducente y puede desencadenar represalias comerciales. Además, en un mercado globalizado, la capacidad de los países competidores para incrementar la producción neutralizaría cualquier intento de control de precios. En vez de buscar un control del mercado, la mejor vía es la “coopetencia”, una combinación de cooperación y competencia. Esto implica colaborar en áreas estratégicas como la investigación y las políticas públicas, pero manteniendo la competencia en la producción y la eficiencia operativa. Así, Chile y Perú pueden enfocarse en innovar y mejorar sus procesos, produciendo de manera más económica y con menor impacto ambiental, lo cual refuerza su competitividad global. La colaboración sería entonces, un instrumento para optimizar la minería de ambos países en un entorno de respeto y competencia sana. Este enfoque podría consolidar a Chile y Perú como una fuerza conjunta en el mercado del cobre, sin dejar de lado la identidad y los objetivos de cada nación.

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