MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero EDICIÓN 568 / ENERO 2025 74 Consideran que los incas habrían llegaron al Cusco en el siglo XII (¿1200? d.C.), y en nombre de sus dioses: el Sol, Ticciviracocha y otros más, construyeron inicialmente una pequeña casa de piedra con cubierta de paja, esta sería su lugar de adoración para estas divinidades. La denominaron Coricancha, que quiere decir: cercado de oro. Luego de consolidar su hegemonía en el Cusco, los incas debieron inicialmente proceder con excesiva cautela, evitando riesgos en sus conquistas que pudieran comprometer su seguridad y existencia política. Sus primeras conquistas debieron efectuarse con medidas diplomáticas, luego las debieron realizar con intervenciones de fuerza, si era necesario. «...habiendo ganado el Inca la provincia y mandado empadronar los naturales dellas y habiendoles dado gobernadores y maestros para su idolatría, procuraba componer y dar en las cosas de aquella región, para lo cual mandaba que se asentasen y pusiesen en sus ñudos y cuentas la dehesas, los montes altos y bajos, las tierras de labor, las heredades, las minas de los metales, las salinas...» (pág. 188, Garcilaso de la Vega). Mencionan que si el pueblo conquistado se mostraba intratable y muy poco dispuesto a cooperar, se le desplazaba a otros lugares, y el vacío lo llenaban con mitimaes. «...llamaban mitmac...a los que llevaban como a los que traían; quiere decir: transplantados o advenedizos, que todo es uno...» (pág. 279 Garcilaso de la Vega). La estadística poblacional de los incas Con la finalidad de que la explotación de sus recursos naturales se desarrolle en forma coordinada, integrada, racionalizada y bajo normas comunes, los incas disponían de una excelente estadística, la cual les permitía conocer con exactitud la situación del imperio. Un quipucamayoc llamado Catari, relató que el primer censo de la población inca (¿1230-1260? d.C.) fue realizado por Sinchi Roca, segundo gobernante inca. Según ese censo, la cantidad de varones existente en esa época fue la de dos millones. «...para saber el número de habitantes en todos sus dominios y tener así cifras ciertas para repartir las ocupaciones y el servicio militar, era que enviaba cada cinco años visitadores o ‘tocuiricuy’ y ‘quipucamayoc’ o contadores con el objeto de recorrer todos los pueblos...» (pág. 397, Martín de Murúa). Los responsables de efectuar la estadística en el Imperio Inca eran los quipucamayoc, importantes funcionarios estatales, ellos debían confeccionar los quipus, el elemento contable, además de interpretar y transmitir la información registrada en estos. Cuando viajaban al Cusco, la capital imperial, tenían que informar al inca gobernante, los hechos y otros datos recopilados en las diversas comunidades, valiéndose de los quipus. Estos son definidos como una especie de nudos, que se encuentran en unos cordones de lana, no muy grueso y de colores diferentes, el de color amarillo refería a la actividad minera aurífera, el de color blanco a la argentífera. La exactitud y la veracidad de la estadística estaba bien asegurada, existiendo drásticas sanciones impuestas a los quipucamayoc por las irregularidades que pudieran haber cometido, siendo incluso castigados hasta con la pena de muerte, por cualquier omisión.
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