REVISTA MINERÍA 570 | EDICIÓN MARZO 2025

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero EDICIÓN 570 / MARZO 2025 82 La piel de este camélido andino consiste en una vellosidad interna que protege su cuerpo del intenso frío, así como de una vellosidad externa dotada de unas cerdas más largas que la protegen de los agentes atmosféricos y de la fricción contra la vegetación. Las vicuñas habitan en la región denominada puna, donde el clima es frío y seco, para poder vivir en estas alturas, casi superior a los 4,000 metros sobre el nivel del mar, donde la cantidad de oxígeno en el aire es realmente baja o muy baja, el organismo de este animal tuvo que aumentar su concentración de glóbulos rojos en su sangre. El humano posee seis millones de glóbulos rojos en 1 cm³ de sangre, la vicuña 14 millones. En las praderas áridas de los Andes, entre los 3,800 y 4,800 msnm, el frío intenso solo permite la presencia de pastos esteparios muy duros, de los géneros poa, agrosis y stipa. En estos territorios se desplaza en forma continua, integrando a su alimentación además, líquenes, musgos y hongos que se desarrollan y se enraízan en las rocas. Los camélidos andinos –llama, alpaca, vicuña y huanaco– habitan en las alturas de la cordillera de los Andes, las llamas y las alpacas fueron domesticadas, mientras que los huanacos y las vicuñas permanecieron en estado salvaje. A pesar de no estar domesticada la vicuña, durante siglos fue perseguida, atrapada y liquidada por su fina lana, ubicables actualmente en las regiones montañosas de los territorios hoy peruanos y bolivianos. La capacidad de adaptación a las frías temperaturas que existen en las cumbres de la cordillera de los Andes, convirtieron a estos camélidos en los animales más valiosos de las sociedades pre-hispánicas que existieron en el territorio peruano. La vicuña proporciona la lana más fina de todos los camélidos andinos. «...que es menor de cuerpo y de lana finísima, era muy grande...» (Garcilaso de la Vega, pág.227). La lana de la vicuña es extraordinaria y muy apreciada, su fibra o hilo tiene 12 micras de diámetro, una micra equivale a 12 milésimas de milímetro, la cachemira tiene 15 micras. Al trasquilar una vicuña se obtiene 250 gramos de fibra, con las cabras 500 gramos y con las ovejas 8.000 gramos. Para poder confeccionar un abrigo con fibra de vicuña es necesario trasquilar o esquilar de 25 a 30 adultos de este animal. Durante el desarrollo del Imperio de los Incas, llamado también Tahuantinsuyo, siglos XII-XVI, la vicuña gozó de una gran estimación por su carne y, en especial, por su lana. La élite inca, clase social imperante, se arrogó el derecho de poseer exclusivamente de estas dos características del animal, solo ellos podían poseerlos. «...la lana de los guanacos, porque es lana basta, se repartía a la gente común; y de la vicuña, por ser tan estimada por su fineza, era toda para el Inca...» (Garcilaso de la Vega, pág. 228). Los incas utilizaron una costumbre inmemorial para poder atrapar a estos animales que no habían sido domesticados y poder obtener su finísima lana, más no para matarlas. Esta costumbre la denominaron «chaccu», cerco en quechua, idioma de los incas. «...chacu, quiere decir atajar, porque atajaban la caza. Para lo cual es de saber que en todos sus reinos era vedado el cazar ninguno género de caza, si no eran perdices, palomas y otras aves menores para la comida de los gobernadores incas y para los curacas...» (Garcilaso de la Vega, pág. 226). El chaccu se basaba en formar con miles de personas una gran media luna, para azuzar a todos Vicuña.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTM0Mzk2