40 Edición Semanal las empresas deben trabajar con las universidades para alinear las necesidades de los sectores productivos. No se puede entender la educación solo como un negocio. Otro ejemplo es el de la Universidad para el Desarrollo Andino (UDEA) de Lircay, apoyada por Compañía de Minas Buenaventura en Angaraes (Huancavelica), primera universidad bilingüe quechua-castellano del Perú y una de las primeras de provincia en ser licenciada por la Superintendencia Nacional de Educación Superior (Sunedu), con 20 años formando profesionales en educación, informática y ciencias agrarias, y que fue fundada por la Madre Luz María Álvarez Calderón Fernandini. Casos como este reflejan que un modelo educativo de calidad es posible cuando empresa, Estado y academia trabajamos juntos. Finalmente, debemos equilibrar la educación virtual y presencial. La digitalización ha abierto oportunidades, pero la formación presencial sigue siendo esencial para el desarrollo de ciertas habilidades. No podemos seguir ampliando la oferta universitaria sin asegurar estándares adecuados. La competitividad del Perú también depende de su capacidad para formar profesionales preparados para los desafíos del futuro.
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