28 Edición Semanal Siempre es interesante conocer a personalidades como artistas o escritores. De modo que asentí de inmediato cuando el presidente de Antamina me propuso encargarme de una visita privada de Mario Vargas Llosa a las instalaciones de la mina. Era enero de 2003, la operación minera ubicada en el Callejón de Conchucos (Áncash) entre los 4,200 y 4,800 metros de altitud, producía a toda máquina desde un par de años atrás y había colocado al Perú en los primeros lugares de producción de cobre. Eran los tiempos en que el presidente Toledo nos entretenía con su “hora Cabana” mientras la economía marchaba bien. El escritor (y futuro premio Nobel), acostumbraba hacer visitas de bajo perfil al país. Era explicable por las públicas discrepancias que sostuvo con el gobierno de Alberto Fujimori y para obviar las persecuciones de algunos medios de comunicación. Sobre todo, porque así podía viajar a sus anchas con su grupo de amigos a cualquier confín de nuestro territorio. Esta vez habían planeado un tour por el Callejón de Conchucos, saliendo de Huaraz para enrumbar por la Por: Carlos Oviedo, exgerente de Comunicación de Compañía Minera Antamina. El viaje privado de Vargas Llosa al Callejón de Conchucos Crónica
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