MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero EDICIÓN 573 / JUNIO 2025 98 Codelco, la emblemática empresa chilena del cobre, ha documentado el peregrinar real del Hombre de cobre de la siguiente manera: “En octubre de 1899, en Chuquicamata, unos mineros encontraron algo totalmente inesperado: un antiguo colega momificado. Lenta e incesantemente, durante un milenio y medio, el oxicloruro de cobre había ido recubriendo la piel del pirquinero precolombino, preservándolo y dotándolo de su característico color verde. Su descubrimiento se transformó de inmediato en motivo de disputa. W.M. Matthews, el dueño de la mina, consideraba que el cuerpo era de su propiedad. Pidot, arrendatario francés de la explotación, alegaba con astucia que ya que la momia era en parte de cobre, era suya. El norteamericano Edward Jackson ofreció la no desdeñable suma de 500 pesos de la época. El escocés Norman Walker, uno de los pioneros de la minería en Chuquicamata, ofreció hasta 2000 pesos. Finalmente, tras un año de disputas entre Pidot y Matthews, la momia fue vendida al señor Toyos, dueño de la mina Rosario del Llano, que rápidamente se asoció con Jackson. Hermógenes Pérez de Arce, ex editor de El Mercurio de Valparaíso, entusiasmado ante la posibilidad de un lucrativo negocio, llegó a un acuerdo con Jackson para montar una exhibición en Valparaíso. Ésta resultó todo un éxito de público y fue replicada en Santiago, sin embargo Pérez de Arce nunca le pagó a Jackson lo convenido. Fue entonces cuando Jackson tomó la decisión de vender la momia”. “Quizá fueron varias las jornadas de marcha, pero finalmente alcanzó su objetivo. Recorrió con la mirada las faldas de unos cerros que le parecían familiares, hasta que dio con la perforación que recordaba, el acceso a una de las ricas vetas de cobre de caracterizan hasta hoy la región. Con sus herramientas a cuestas, un martillo de piedra tosca, amarrado a un palo de tamarugo (madera endémica de los desiertos chilenos), una paletilla de llama, un bolsa de piel de llama y una cesta de cuero del mismo camélido andina, bajo a la corta profundidad del pique. No era su primera vez y aunque llevaba poco tiempo dedicándose a la minería, tampoco era el pique más profundo y arriesgado en el que se había aventurado. Confiando en la resistencia de los muros de piedra, usando todas sus energías comenzó a golpear con sus herramientas las fisuras de la veta tratando de extraer el mineral de mejor calidad. La jornada apenas había comenzado cuando la montaña lanzó un violento quejido. El solitario minero sintió el rugido de la roca al derrumbarse. Todo ocurrió demasiado rápido y antes de que el hombre pudiera escapar, la entrada al pique se desmoronó, cerrándole el paso”. El relato de la minera Codelco sobre el Hombre de cobre nos muestra el ulterior y extraño desenlace de tal evento arcaico acaecido en una insólita mina cuprífera y que ha trascendido el tiempo gracias a ese protominero muerto mientras intentaba extraer el mineral. Su descubrimiento refleja la conexión ancestral entre los pueblos mineros y el cobre y, al mismo tiempo, la habilidad minera precolombina transmitida por generaciones. El conocimiento científico actual nos aporta diversas evidencias sobre su origen y las circunstancias en las que logró “sobrevivir” cerca de 1,500 años. Desde su hallazgo, investigadores y arqueólogos han estudiado al denominado Hombre de cobre, describiendo sus características, amén de realizar una aproximación más precisa a su contexto histórico. En 1979, Junius Bird publicó su estudio sobre la datación con C14 de sus restos, y determinó su antigüedad en torno al año 550 d.C. correspondiente al Horizonte Medio de nuestras culturas sudamericanas que abarca el lapso entre los años 600 y 1000 d.C., tiempos del desarrollo de las culturas Wari en los Andes centrales y Tiahuanaco en el altiplano boliviano. En efecto el Hombre de cobre habría sido autóctono de la cultura Tiahuanaco. El hombre andino Antes de continuar, minero amigo, y aprovechando este legendario resquicio permíteme una reflexión sobre la evolución del hombre primitivo en las regiones andinas, allí donde la historia señala su hue- 4. Mineros chilenos a la usanza de inicios del siglo XIX.
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