29 AÑO 6 - Nº 265 / JUNIO 2025 Reducir la huella de carbono desde el diseño de los proyectos es una prioridad. Esto implica tomar decisiones tempranas que optimicen el uso de materiales, limiten el transporte, disminuyan el consumo energético y reduzcan la generación de residuos. Un diseño más compacto, por ejemplo, no solo implica menos emisiones, sino también menor consumo de agua, reducida huella física y un Capex más eficiente. Es decir, mejor desempeño ambiental y mejores retornos. A esto se le suma la arista del financiamiento. Según estimaciones del sector, las empresas mineras con bajo desempeño ESG pueden enfrentar entre un 20% y un 25% más de costo de capital. Esto significa que ser ambientalmente responsables ya no es solo lo correcto, sino también lo más competitivo. Reducir la huella de carbono no solo representa un aporte concreto frente al cambio climático, sino también un compromiso con las comunidades que rodean a los proyectos mineros. Diseñar operaciones más limpias, eficientes y con menor impacto ambiental es una manera tangible de responder a las expectativas de las personas y fortalecer la confianza en el sector. En el Día Mundial del Medio Ambiente, resulta urgente mirar más allá de los indicadores financieros. El éxito minero del futuro se medirá en toneladas de mineral, sí, pero también en toneladas de CO2 evitadas. Planificar con esta perspectiva no solo ayuda al planeta: es la base para una minería más competitiva y responsable.
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