REVISTA MINERÍA 575 | EDICIÓN AGOSTO 2025

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero EDICIÓN 575 / AGOSTO 2025 107 mama dentro de la mina, a la que se adorna con serpentinas y papel de color, no sin antes haber regado generosamente el suelo con aguardiente como acto de gratitud, en especial cuando ha “aparecido” un nuevo filón. Las ofrendas incluyen también coca, cigarrillos, alcohol y sahumerios con azufre, sin olvidar sacrificar siete corderos donados por siete mineros quienes acompañados de siete palliras ofician de padrinos. Las palliras eran aquellas mujeres que acompañaban el trabajo minero, pero solo en la selección manual del mineral extraído. Su nombre deriva del verbo quechua “pallay”, que significa “recoger” o “seleccionar” y su labor en sí era separar el mineral de la tierra sin valor. Este trabajo se realizaba generalmente en la bocamina. A la mina podían ingresar mujeres junto a los varones solo en esa fecha para la challada. En la minería centroandina al mismo acto de selección del mineral extraído se le llamaba pallaqueo y era realizado en cercanía a la bocamina principalmente por menores, mineros novicios o por mujeres. Para la idiosincrasia minera altiplánica el Ukako encarna el respeto por las fuerzas ocultas de la tierra, es su protector en la oscuridad sepulcral del socavón y es él quien guía sus pasos en las profundidades. Su culto refleja una mezcla de espiritualidad, superstición y gratitud por la riqueza mineral que sustenta a muchos grupos. Aquí una digresión, aunque fonéticamente puedan sonar parecido, Ukako no es el mismo que nuestro conocido Ekeko y aunque ambos estén concernidos en la cosmovisión andina, el Ekeko es la deidad pastoril andina de la abundancia, la fertilidad y la alegría, 3. La Cueva del Diablo.

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