40 Edición Semanal Lea el artículo completo: http://t.ly/QQLLI En los últimos años, se han fortalecido los mecanismos de fiscalización ambiental y social, exigiendo a las empresas mineras mayores estándares de cumplimiento en temas como la gestión de residuos, el cierre de minas y la consulta previa con las comunidades. Además, se han implementado alicientes y restricciones para la formalización de la pequeña minería, con el objetivo de promover prácticas responsables. Pese a estos avances, persisten desafíos relacionados con la ineficacia administrativa, la superposición de competencias entre entidades estatales y la conflictividad social. Por ello, el Estado continúa promoviendo reformas normativas que aseguren una minería transparente y sostenible. La minería se desarrolla en dos grandes escalas: la pequeña minería y la gran minería. Cada una de ellas presenta características propias que se reflejan en los aspectos de ingeniería, economía, gestión ambiental, proceso de cierre de minas y nivel de involucramiento social con el entorno local y regional. Conocer estas diferencias es esencial para comprender los retos y oportunidades que ofrece el sector minero. Tal como lo hacen los buenos padres de familia, la normatividad minera debe promover y controlar tanto la pequeña como la gran minería, por lo que, a continuación, se revisan algunas peculiaridades de esta actividad productiva.
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