MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero EDICIÓN 579 / DICIEMBRE 2025 76 solo posibilitó el transporte de minerales para su exportación, sino también la movilización de insumos mineros importados, lo que contribuyó decisivamente a la modernización tecnológica del sector. A pesar de este inicial crecimiento sostenido de la actividad minera, la gestión empresarial permanecía concentrada en un número reducido de actores, lo que generaba distribución desigual de los beneficios económicos. El proceso conllevaba, entre otras contradicciones, un paulatino abandono de la actividad agrícola. Si bien la incorporación de campesinos al trabajo minero podía significar una mejoría en sus ingresos, esa transición solía estar acompañada de condiciones laborales no siempre adecuadas. Tales tensiones calarían en el desarrollo del sector minero durante la primera mitad del siglo XX. Desarrollo tecnológico minero En sí, el siglo XX implicó para el Perú transitar desde las tradiciones mineras artesanales hacia su modernización impulsada por el capital extranjero. Ya a mediados del siglo XIX se advertía la presencia de intereses estadounidenses en los Andes centrales, especialmente en la región de Cerro de Pasco, donde el potencial geológico se evidenciaba en vetas superficiales de metales preciosos. Con la llegada en 1901 de la Cerro de Pasco Mining Company, se fortaleció tal interés y catapultó el arraigo de la industria extractiva moderna, con características empresariales y tecnológicas inéditas. Sin duda, la llegada del capital fresco de los sindicatos mineros americanos transformó drásticamente el panorama, porque sus compañías introdujeron maquinaria pesada, sistemas de transporte industrial, nuevas estrategias de gestión empresarial y técnicas geológicas modernas, lo que hizo posible el desarrollo a gran escala de los centros mineros, destacando primero el de Cerro de Pasco, y luego cuando la Cerro de Pasco Mining se estableció en la región, apuntó a expandirse a lo largo de los Andes centrales, estableciendo operaciones en Junín, Cerro de Pasco, Huancavelica y Lima, con minas en Yauricocha, Morococha, Casapalca y San Cristóbal, y hacia la década de 1960 incorporó a Cobriza, en Huancavelica. Esta expansión arraigó su dominio empresarial que afianzaría con el nuevo apelativo de Cerro de Pasco Copper Corporation, modificando la demografía y el sistema productivo minero de la sierra central. El pilar fundamental de estos cambios fue la expansión de un sistema ferroviario propio, concebido para interconectar las minas y, sobre todo, enlazarlas con el Ferrocarril Central del Estado: una conexión estratégica que integró esta región minera con el puerto del Callao. Así, la minería dejaba de ser una actividad local, limitada por las comunicaciones, y se transformaba en un pilar del sistema económico nacional. Otro hito emblemático de esta fase de modernización minera fue la construcción de la fundición de La Oroya en 1922. Hasta entonces, el procesamiento de los minerales extraídos en Cerro de Pasco se realizaba en la fundición de Tinyahuarco, que, si bien cumplía eficientemente su función para las minas cerreñas y algunas vecinas, resultaba insuficiente y distante frente a la expansión de la Cerro de Pasco Mining hacia los yacimientos de Lima. Con la nueva fundición, el tratamiento de minerales como cobre, plomo y zinc se consolidó en torno a un complejo industrial que transformó La Oroya en el núcleo metalúrgico más importante de América. Su ubi-
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