Por: Rómulo Mucho, exviceministro de Minas del Ministerio de Energía y Minas.

En días recientes se conoció los resultados de la Encuesta anual de empresas mineras 2021 del Instituto Fraser de Canadá, que mide el nivel de atracción de inversiones en minería de los países, en especial de naciones como la nuestra, cuya principal actividad económica es la industria minera, que durante los últimos 30 años ha generado ingentes recursos a favor del Estado para el impulsar su desarrollo.

En ese marco, el Perú bajó del puesto 34 que ostentaba en 2020 –que no era precisamente nuestra mejor posición ya que en 2018 estuvimos en el lugar 14– a la ubicación 42, entre 84 jurisdicciones analizadas, es decir, nuestro índice de atracción reporta una disminución permanente, acentuándose aún más en 2021.

De esta forma, en América Latina y el Caribe nos ubicamos por debajo de Salta, San Juan y Santa Cruz (Argentina), Chile, Colombia, Ecuador y México, lo que indica que los empresarios en la actualidad para invertir sus capitales –que generan empleos formales y riqueza en las naciones donde llegan– primero miran a estas siete jurisdicciones antes que al Perú, solo en nuestra región, mientras que en el mundo tienen otras 35 mejores opciones. 

La encuesta pone el foco en dos aspectos fundamentales: el potencial mineral, que clasifica a los países en función de su atractivo geológico, y el índice de percepción de políticas, que apunta a factores de gestión pública como la fiscalización y la incertidumbre regulatoria.

En ese contexto, en el primer ítem el Perú, gracias a su reconocido potencial geológico se sitúa entre las naciones más atractivas del mundo en el puesto 24, seis posiciones por encima que en 2020, con lo que supera a la mayoría de países de América Latina y el Caribe, solo por detrás de San Juan (Argentina), Colombia y Ecuador.

El problema sin lugar a dudas está en el índice de percepción de políticas, donde hemos caído del puesto 42 en 2020 –que ya era de uno de más bajos que habíamos alcanzado– al 69 en 2021, el retroceso más pronunciado entre los países de América. Como sabemos el actual gobierno es inoperante, permisivo y cómplice del incremento de la conflictividad social que viene paralizando operaciones mineras muy importantes como Las Bambas, Cuajone y otras, cuyas consecuencias veremos en el alejamiento de inversiones en cartera, menores ingresos para las regiones y para el erario nacional.