REVISTA MINERÍA 559 | EDICIÓN ABRIL 2024

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / ABRIL 2024 / EDICIÓN 559 56 ción entre las capas) o el método de cálculo del factor de seguridad. Actualmente, el anclaje de suelos es una de las técnicas más utilizadas en Brasil para el refuerzo de pendientes naturales o cortadas, porque es una técnica relativamente económica que presenta una velocidad razonable y una ejecución sencilla, lo que proporciona una excelente relación calidad-precio en las situaciones más diversas. En Brasil, los factores de seguridad globales en el diseño geotécnico suelen adoptarse, cuya magnitud necesaria varía según la aplicación de la retención en el tiempo, ya sea provisional o permanente. Sin embargo, se sabe que existe una tendencia geotécnica internacional de diseño para factores de seguridad parciales (LRFD), considerando la carga y la resistencia. Este documento considera el diseño por factor de seguridad global porque la metodología LRFD aún no está muy extendida en nuestro entorno técnico brasileño. Recientemente, el comité geotécnico brasileño se comprometió a preparar el nuevo texto de la norma de anclaje de suelos. La norma creada tuvo como principales objetivos reflejar la experiencia nacional y proponer un texto lo más completo posible, sin imponer métodos y procedimientos específicos. La nueva norma es la ABNT NBR 16920-2[3]. Cabe señalar que esta es la primera norma de anclaje de suelos en Brasil. Clavos verticales en Brasil Al igual que muchos tipos de refuerzos, el propósito principal de los clavos verticales es mejorar la condición y resistencia del suelo, y contribuir a retener su masa. Esto reduce fallas menores (estabilidad local) durante las primeras fases de excavación y disminuye desplazamientos horizontales a lo largo de la cara, una consecuencia inherente del refuerzo con clavos en el suelo. Dependiendo de cómo se consideren los clavos verticales, también pueden mejorar la condición de estabilidad global, aumentando el factor de seguridad general de la excavación. Existe un ejemplo de construcción donde se aplicó esta variante de la técnica clásica[4]. Se monitoreó un muro de anclaje de suelo de 8 m de altura. Estaba compuesto por seis hileras de clavos perforados con un diámetro de φ75 mm, una longitud de 8 m y un ángulo de 10° con respecto a la horizontal. Los elementos verticales tenían las mismas dimensiones que los subhorizontales. Se dispusieron en cuatro hileras: la primera a 1 m de la cara y las demás a 0.3 m una de otra. El autor monitoreó el muro y observó que los elementos verticales no contribuyeron a reducir las fuerzas axiales activas en los clavos subhorizontales. Sin embargo, facilitaron la ejecución secuencial de la excavación, garantizando la estabilidad local del suelo, y podrían haber reducido las fuerzas de flexión en los clavos al endurecer la región de la cara. Se han incorporado otras soluciones a la práctica de anclaje de suelos para minimizar las deformaciones de la masa rocosa. Entre estas Fuente: los autores. Tabla 1. Parámetros de Suelo Adoptados Tipo de Suelo E (kPa) Cohesión (kN/m²) Ángulo de Fricción (o) Peso específico (kN/m³) Relación de Poisson Limo arenoso 6,500 15 30 17.5 0.3 Fuente: los autores. Figura 3. Configuración y especificaciones de clavos subhorizontales.

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