REVISTA MINERÍA 559 | EDICIÓN ABRIL 2024

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / ABRIL 2024 / EDICIÓN 559 64 Histórico El milagro de Santa Bárbara Pasada la conquista, aún con algunos problemas sin solución, y casi desde el umbral de la Colonia (en 1570) se inicia la frenética búsqueda de metales preciosos, básicamente oro y plata. Desilusionados por la poca cantidad de oro, la emprenden con la plata, al inicio la disfrutan usando métodos básicos de pirometalurgia en precarios hornos incásicos, pero pronto las urgencias de la metrópoli imponen la búsqueda de nuevos métodos y es aquí donde entra en escena nuestro muchas veces denigrado mercurio cuando el recién enviado virrey —Toledo— vuelve sus ojos a los hoy legendarios, pero entonces recientes, veneros de Santa Bárbara en Huancavelica, que andando el tiempo se convertirían en principales proveedores de mercurio para las minas de plata de los Andes y abastecedores parciales a las minas mesoamericanas. En Europa ya se había iniciado el uso de mercurio como amalgamador en la minería de la plata y de hecho el primer pensamiento chapetón fue por qué aquí no. La respuesta era simple, porque no teníamos minas de azogue y traerlo de Almadén no era rentable. Pero como siempre el buen Dios estaba con ellos, el milagro sucedió y para recordar su historia retraigamos lo de las minas azogueras de Santa Bárbara del Apunte de junio de 2016. Esas minas legendarias devinieron en el impulso complementario que necesitaba la minería colonial pues sin ella la metalurgia de la plata habría sido mucho más tediosa, menos fructífera y muy difícil, tanto que quizá hoy al contar nuestra historia colonial echaríamos de menos el auge y desarrollo de la minería argentífera peruviana. Tal fue la importancia que tuvieron los filones azogueros de Santa Bárbara en nuestra actual Huancavelica, que muchos atribuyeron a milagro de la santa patrona de esas tierras el haber transformado el cinabrio en el tan demandado mercurio —DRAE: cinabrio, “mineral compuesto de azufre y mercurio, muy pesado y de color rojo oscuro, del que se extrae, por calcinación y sublimación, el mercurio o azogue”—. Acorde con antiguos relatos en esas serranías desde hacía mucho se extraía el colorante llamado llimpi que no era otro que cinabrio, muy poco valorado entonces pero que ya nuestros ancestros incas lo habían usado como pigmento para decorar y, por tanto, los suelos donde se le podía hallar no eran desconocidos. El desarrollo histórico de la conquista y del sitio donde se ubican las minas de Santa Bárbara nos ayudará a entender los hechos: Por: Augusto V. Ramírez, miembro del American College of Environmental and Occupational Medicine. de la minería en los Andes centrales del Perú Apuntes para la historia

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