REVISTA MINERÍA 533 | EDICIÓN FEBRERO

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / FEBRERO 2022 / EDICIÓN 533 64 que incluía la enorme y pesada maquinaria americana y McFarland tendría que bregar mucho para transportar toda esa parafernalia, primero al puerto de San Francisco y luego embarcarla rumbo al Callao, para finalmente ascender con ferrocarril a las sierras del Perú. Este era el plan logístico planeado, realizarlo, una incógnita y he ahí que él al inicio rechaza el encargo. A septiembre de 1901 McFarland aún no decidía, pero Nueva York ya había tomado la decisión, así que Mr. McFarland… al Perú. Últimos aprestos retrasan el embarque en San Francisco hasta el 12 de diciembre cuando por fin, todo listo y controlado al mínimo detalle con suficiencia americana, McFarland leva anclas rumbo al sur del mar Pacífico. El viaje lo realiza sin ningún contratiempo y en una semana, tiempo récord para la época pues lo habitual era 12 o 15 días. Destaco aquí algunos acontecimientos conocidos: “La mañana del 20 de diciembre de 1901 en el puerto del Callao un mercante americano descarga pertrechos, equipaje, gentes, pesadas máquinas y herramientas. Entre el staff desembarcan, además de MacFarland, Mr. Bradditt Babbitt, quien sería el primer representante de Negocios de la CPI en Lima; Paul S. Couldrey, luego superintendente general de Minas en el Cerro de Pasco; el renombrado metalurgista E. O. Jager, a quien en 1906 lo destinarían a Tinyahuarco y los doctores A. Fresser, especialista en Cirugía Traumatológica y a la sazón responsable de salud de los mineros en Denver, él sería el primer médico de planta y luego director del Hospital de La Esperanza del Cerro y el Dr. P. Kalodner, un americano inmigrante de la Europa oriental, cirujano general y tiempo después director del Hospital de Goyllarisquiga; entre los mineros operativos llegados destacan E. Klingmall, Mechanic's Foreman y Nolse ‘Bully’ Hegan. Por supuesto, ellos son los que la historia registra, pero que hubo muchos, muchos más… los hubo”1. Otras peripecias también referidas tienen que ver con dificultades para subir al Cerro desde el puerto, pues como dijimos: “En aquel tiempo el ferrocarril llega a La Oroya con pasajeros, pero en forma segura y con carga solo hasta Chicla, de ahí en adelante remontar Ticlio todavía era una verdadera aventura. De los que llegaron al Callao, Mr. Babbitt, queda en Lima, el resto de los técnicos con sus maquinarias, después de exhaustiva investigación y selección geográfica eligen ascender a sangre por el estrecho cañón del río Chillón. McFarland inicia el viaje el 26 de enero de 1902 y después de un propicio ascenso llega a Huayllay. Por fin el 31 de enero el Cerro de Pasco muestra sus ejidos a los fortuitos trashumantes. El Cerro ya era un pueblo activo, emplazado y dispuesto en una zona de puna con escasa vegetación salpicada de enormes pajonales de icho y de champa estrella, una variedad de gramínea que enraíza abundantemente y que los lugareños usan como combustible en sus frías noches”1. 2. La Oroya en 1912. Primeras y fortificadas Oficinas Generales de la Cerro de Pasco Mining en Chulec —edificio del fondo—. Luego y hasta 1973 sería el Chulec General Hospital.

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