REVISTA MINERÍA 537 | EDICIÓN JUNIO 2022

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / JUNIO 2022 / EDICIÓN 537 71 9-8-94, por la que la autoridad se allanaba a seguir abasteciendo de gracia este servicio como siempre se había hecho, aun así continuó la negativa de los trabajadores. Ante este impase Centromin valuó nuevas gestiones para concretar la entrega del servicio de agua y propuso un proyecto de convenio de transferencia, pero tampoco llegó a ningún acuerdo y el servicio de suministro de agua permaneció en el limbo hasta que la mina fue vendida. Después se supo que la tal venta conllevó la demolición de la vieja Morococha para ser emplazada por una nueva y cercana al área geográfica donde la empresa compradora construyó una villa ad hoc, en la cual los trabajadores contarían de gracia con todos los servicios. Transferencias de otros activos o dependencias Fue ineludible que Centromin donara o transfiriera otros bienes muebles e inmuebles a instituciones como municipalidades y entidades benéficas, poniendo énfasis en aquellos que ya no serían requeridos para las actividades operativas de quienes lo comprasen o que habían devenido en excedentes u obsoletos. Con estos criterios muchos de ellos fueron transferidos de gracia a municipalidades, comunidades o entidades benéficas y se realizaron conforme a procedimientos establecidos en la ley amparados por sendas resoluciones supremas. Hacienda Casaracra Por Decreto W 11-96 del 20 de febrero de 1996, el Cepri autorizó la transferencia directa de la Hacienda Casaracra a las universidades nacionales Daniel Alcides Carrión de Cerro de Pasco y a la Universidad del Centro de Huancayo para ser destinada a sus facultades agroindustriales. Hasta aquí hemos revisado la parte que tenía visos de logro inmediato, pero hubo otros hechos necesarios para preparar la venta de Centromin, que resultaron menos viables, tal el problema de la vivienda un punto álgido desde la Cerro de Pasco, para lo que fue preciso demoler casas tugurizadas en La Oroya y en otras minas y trasladar sus poblaciones a otros suelos lejos de las operaciones. Problema urbano de La Oroya Como apuntamos ya La Oroya configuraba un antiquísimo problema urbano incluso anterior a la Cerro de Pasco. Sabemos que La Oroya inicialmente fue un sitio de paso para viajantes de Lima al centro de la sierra o a la selva central y que su desarrollo fue caótico en ambas orillas del Mantaro, por tanto, sus calles devinieron en desordenadas configurando una villa tugurizada y congestionada. Ciertamente tal hecho se agravó desde el arranque mismo de las operaciones de la fundición, tanto que tan cerca a ese inicio, 1922, se conoció el primer desastre ambiental oroyino por la explosión de los hornos. Su gravedad fue tal que conllevó problemas críticos con las empresas ganaderas circunvecinas. Definitivamente, la población incrustada casi en el centro mismo de la fundición siempre fue un dolor, tanto para las operaciones del complejo metalúrgico cuanto para los habitantes de La Oroya. En vista de la circunstancia privatizadora el 21 de noviembre de 1996, Centromin firma con el Instituto Nacional de Desarrollo Urbano el convenio para consolidar un proyecto de Estudio Integral Urbano de La Oroya y de Asesoría Técnica —Resolución INADUR N° 029-96-MTC9700—. Su objetivo, elaborar un diagnóstico que permitiese reasentar progresivamente a la población oroyina en otras zonas habitables sobre la carretera Oroya-Morococha, pero más lejanas que 2 o 3 Km de su punto actual, se invocaron razones de seguridad y salubridad acordes con la Ley General de Minería.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTM0Mzk2