REVISTA MINERÍA 550 | EDICIÓN JULIO 2023

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / JULIO 2023 / EDICIÓN 550 78 La obsidiana se consideraba como el “metal de los mayas”, se obtenía principalmente de las laderas de los volcanes: El Chayal, San Martín Jilotepeque, Ixtepeque y Tajamulco, situados en las tierras altas del área meridional del territorio maya. Los mayas no lograron explotar yacimientos mineros de cobre, hierro, oro o plata. «...en esta tierra no se ha hallado hasta ahora ningún genero de metal...», (Diego de Landa, pág. 162). La obsidiana, material básico y estratégico en la civilización maya, conjuntamente con las arenas volcánicas para utilizarlas en la cerámica, así como las diversas piedras para la arquitectura, entre otros productos característicos de las tierras altas, eran transportados a los territorios situados en las zonas bajas. Para el intercambio, recibiendo diversos productos agrícolas como: sal, miel, cacao, algodón, etc. El yacimiento de obsidiana llamado actualmente El Chayal, ubicado a unos 25 km. al norte de la ciudad de Guatemala, abasteció abundante obsidiana a la zona central maya; al parecer, la ruta seguida era por el norte, a través de las alturas de la sierra de Verapaz. Hacia el Petén llegaban mediante vía fluvial, surcando el río Pasión, al Tikal a través de la ruta que llegaba primero a Ceibal. Desde Tikal se proveía a territorios del norte de Belice, a través del río Hondo; Palenque era abastecida desde Ceibal, surcando los ríos Pasión y Usumancita. Poblaciones comprendidas en más de 350 kilómetros cuadrados, fueron abastecidas de obsidiana principalmente del yacimiento El Chayal y, en menor proporción, de las laderas del volcán San Martín Jilotepeque, al noroeste de la ciudad de Guatemala. Ixtepeque, volcán situado en las cercanías de la frontera de los actuales países Guatemala y El Salvador, fue también un importante abastecedor de obsidiana, que llegaba a Palenque y Edzna, llegando a competir con el producto de El Chayal. Otra fuente de obsidiana fue la del volcán Tajamulco. Para el transporte se empleó a los cargadores, siendo la capacidad de carga limitada, se debió organizar a un gran número de personas y crear establecimientos para alimentar y alojar a estos y además, para almacenar y redistribuir la obsidiana. La actividad comercial de esta no debió ser uniforme, dependería de las condiciones geográficas, económicas y políticas de cada región, afectando el valor de este mineral. El Espejo de obsidiana.

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