MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / SEPTIEMBRE 2024 / EDICIÓN 564 92 narios principales, los médicos que de otras partes acudieron durante la corta gravedad del sabio; los planteles de instrucción y las clases sociales, sin distinción de sexo ni categoría; cerraba el desfile, rindiendo honores, precedido por la banda popular que tocaba marchas fúnebres, el batallón de la Guardia Nacional de la ciudad compuesto de 800 plazas militarizadas según los métodos de la época". "Así cumplió el humilde pueblo de San Pedro de Lloc un alto deber de civismo, en forma sencilla e impresionante, despidiendo por última vez al sabio don Antonio Raimondi en su tránsito al Templo de la Sabiduría Infinita'', según lo narra Isaías Ramírez. Se había ido el Maestro prematuramente a la casa del Supremo Hacedor. Dejaba su herencia. No se trata de riquezas monetarias. Este hombre que "acumuló tanta sabiduría y riqueza espiritual, murió propiamente en la pobreza". Dejaba el legado inapreciable de su ejemplo: visionario del futuro, formador, pedagogo ejemplar, hombre de valores y de fe, dejaba su inmenso amor para la ciencia, para la naturaleza, para los hombres y para el Perú. Modelo de sencillez, humildad y rigor, Raimondi sigue motivando hoy a las nuevas generaciones: "sabed que los objetos, hechos y fenómenos más vulgares, a los que no dais importancia alguna, porque los observáis todos los días, tienen siempre para la ciencia su lado útil; y aun los dichos, tradiciones y hasta preocupaciones de la raza indígena, que a primera vista parecen absurdos, sometidos al crisol del criterio, se descubre casi siempre en ellos alguna verdad que ha sido solamente mal interpretada". Sus palabras son más actuales hoy que nunca y constituyen un llamamiento personal a cada joven: "Jóvenes peruanos, confiado en mi entusiasmo he pretendido un arduo trabajo muy superior a mis fuerzas, os pido vuestro concurso. Ayudadme. Dad tregua a la política y consagraos a hacer conocer vuestro país y los inmensos recursos que tiene”. Se había ido el sabio que en algunas ocasiones, a pesar de su discreción nata, había manifestado el pensamiento que lo atormentaba, "la desconsoladora idea de haber gastado inútilmente diecinueve años de [su] vida en viajes penosos..., sin ver el fruto de tantas privaciones sufridas". Había fallecido el hombre del cual afirmó Monge: ''con su llegada arribó a nosotros un filósofo de la naturaleza y el más positivista Diploma de doctorado de Antonio Raimondi.
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