REVISTA MINERÍA 569 | EDICIÓN FEBRERO 2025

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero FEBRERO 2025 / EDICIÓN 569 59 Amanece y con la claridad naciente del día inundando el entorno, Santiago observa desde lo alto que ahora como siempre la nieve virgen había suavizado el contorno de los arroyos, senderos, zanjas y hondonadas. Emocionado vuelve los ojos al hogar apagado y, pasmado no puede elucubrar explicación alguna para lo que veía: de las piedras del fogón nocturno, de esas frías y viejas piedras que la noche anterior le dieron forma a su hoguera cuelgan, largos y finísimos, hilos blancos y brillantes de textura tal que parecían delgadísimas lágrimas de piedra blanca. Sobrecogido más que fascinado por esas formaciones, rápido, las llena en el hualqui para encaminarlas a don Juan José Ugarte, un rudo minero de aquella época, él sabría qué pues son. La tradición señala a Ugarte como un gambusino aventurero, quien muy poco después de la visita de Santiago, llega a ser un acaudalado minero argentífero y desde entonces muy reconocido por la Corona. Por supuesto, y como siempre sucede en estas tierras, de Santiago nunca más se supo. Así fue como, la leyenda dixit y yo solo la trasmito, se descubrió la mina de plata del Cerro de Pasco. Una digresión, ya hemos repasado ampliamente el posterior desarrollo de esta querida mina lo que me releva de comentarlo y más bien vayamos a otra mina colonial muy vasta: Santa Bárbara de Huancavelica. La leyenda de Santa Bárbara narrada por don Ricardo Palma Eran esos coloniales tiempos, días de apremio por la mayor producción de plata exigida por la Corona, no obstante la productividad de las colonias estaba condicionada por el entonces sistema metalúrgico extractivo de la plata que como sabemos se hacía con guairas. Tiempos que sin embargo… también serían propicios para que Huancavelica entrase a escena con el cinabrio como material base para extraer azogue y para acercarnos a la leyenda del hallazgo de la mina de Santa Bárbara, nadie mejor que don Ricardo Palma para que desde una de sus Tradiciones Peruanas, nos narre con su maestría característica la leyenda del descubrimiento de esa mina epónima. Aquí la trascribimos completa, tal como aparece en la Biblioteca Virtual Cervantes: “La mina de Santa Bárbara Era el día de la festividad del Corpus, y contábase el año 1564 de la era cristiana. El Cabildo de la ciudad de Guamanga, que apenas tenía un cuarto de siglo de fundada, había echado, como se dice, la casa por la ventana para celebrar con esplendidez el día solemne de la cristiandad. En sólo cirios de cinco libras para alumbrar la iglesia parroquial, había gastado el Cabildo veinte mil ducados. La cera fue artículo carísimo en los primeros tiempos de la conquista. A las once de la mañana, funcionando de maestro de ceremonias y con una campanilla de oro en la mano, salió del templo don Francisco de Cárdenas, luciendo la venera y manto de caballero de Santiago. Acompañábanlo, con campanillas de plata, don Pedro de Contreras y don García Martínez de Castañeda, de la orden de Alcántara. Abrían la procesión los cofrades de Nuestra Señora del Rosario con su mayordomo el ricacho minero don Juan García de Vega. Llevaban todos capa de gala y cirio de a libra. Tras la cofradía venían veintiséis

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