PRUEBA PARA SABE

Ernesto Baertl 148 149 Prueba para sabe de atención a los enfermos. En esa tarea contaba con el asesoramiento del doctor Hans Ruhr que residía en Huancavelica. Además, ella tuvo una entrega plena en la acción religiosa, apoyada por el Obispado de Huancavelica, organizando misiones dos o tres veces al año y, especialmente, las festividades de la Virgen del Carmen en Julio. De esas festividades salí padrino de decenas de ahijados de bautizo, confirmación y matrimonio. Por otro lado, en honor de la VirgenPatrona se construyó una linda capilla en la parte alta del cerro, enunpuntoque dominaba todo el campamentominero y que alimentó el espíritu de todos en base a una continua actividad. Al poco tiempo de haber llegado conocimos en Huancavelica al seminarista Alcides Mendoza Castro, que al convertirse en sacerdote nos dio un verdadero apoyo. Se trataba de una persona muy dinámica que, segúndecíanalgunas beatas deHuancavelica, tenía unpacto con el diablo solopor el hechode trasladarse enbicicleta. Con los años siempre he tenidoun recuerdo recurrente del padreAlcidesMendoza, quien fue consagrado obispo a los 34 años, ocupando el Obispado de Abancay, para luego ser Obispo Castrense y, finalmente, Arzobispo del Cuzco. Nuestro trabajo con la iglesia fue constante y fructífero. Inicialmente el Obispo de Huancavelica, Monseñor Jurgens, y posteriormente Monseñor FlorencioCoronado, fueron activos protectores de las obras que Gladys desarrolló en Caudalosa. Mientras tanto, en Huancavelica, el Padre Marchón construyó una escuela albergue para educar a las niñas campesinas. En esta labor, independiente de Caudalosa, Gladys se involucró activamente con resultados muy positivos. La vida en San José con nuestros hijos fue maravillosa. Los chicos crecieronenese ambiente relacionándose con la realidadde lanaturaleza y de la vida. Fueron esas condiciones las que después, en su vida adulta, les fueron de gran valor. Vivir en las alturas y la tranquilidaddeHuancavelica nos deparaban pequeños pero intensos placeres que la vida de la ciudad desconoce por completo. La sensación de grandeza de la cordillera, las noches con cielos despejados que permitían ver las constelaciones de estrellas, el silencio y la calma de las lagunas son experiencias que uno se lleva consigo para siempre. Vivir en contacto con esa naturaleza era nuestro principal lujo en esos años. Por otro lado, la sencilla gastronomía de la zona proporcionaba también un placer que se extraña. El carnero al palo, el caldo de cabeza de cordero, las ocas y lamashgua eran parte de la dieta de la región. Aeso se agregaron las truchas que introdujimos en las lagunas de la zona. Lapesca concaña fue una costumbre introducida por los ingenieros norteamericanos de laCastrovirreynaMetalMining. Nosotros sembramos alevinos de trucha en las muchas lagunas de los alrededores y adquirimos la afición de pescarlas y comerlas. Mi gran amigo y compañero de pesca fue Rodolfo Devoto Roca, que resultó también ahijado de confirmación y su hija Rossana ahijada de bautizo.

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