Ernesto Baertl 170 no aguantó más y le espetó: “Mira cholo, no jodas con que te gustaría. Amí también me gustaría acostarme con la mujer de fulano, pero no puedo pues, no es cuestiónde queme gustaría”. Yes queVenegas era de divagar unpoco, en cambioNycander era totalmente directo, incluso a veces lo interrumpía: “Oye Cholo, o cagas o te levantas de la bacenica, pero no te quedes allí sentado perdiendo el tiempo”. Las reuniones del grupo estaban llenas de bromas y risas. Luego salían a ‘jironear’ y cuando veían a una mujer guapa, Venegas le decía a Nycander, “¿qué harían tus cinco lavaplatos en ese…”. Los cinco lavaplatos eran los dedos de la mano. En esa época estaban en boga las presentaciones de Anakaona y otras bailarinas y los dos se iban juntos a sentarse en la primera fila. El trabajo entre ellos se realizaba en un ambiente de confianza y amistad. Se reunían almediodía y en la oficina tomabanunCapitán. Yo era el encargado de prepararlo. Un poco de pisco con vermouth blanco y limón. Se conversaba de todo. Recuerdo que a veces veníaMonseñor Ayerve, cuñado de un español que vivía en Barranco, y aprovechaba para que mi papá lo llevase de regreso. El Monseñor era párroco de la iglesia de Las Nazarenas y, como desde la oficina se veía el convento, cuando elMonseñor llegaba, Venegas le decía “te he visto correteando a lasmonjas por el patio”. Era una diversión sana y a veces pícara de gente honesta y trabajadora. Ese grupo tenía todas las cualidades que sepodría esperar y por eso el éxito los acompañó en el gran emprendimiento de sus vidas: la mina de Milpo. “Ernesto Baertl Schultz trascendió más allá del ámbito familiar y nacional, esto fue porque hizo de su profesión un instrumento para servir a los demás, antes que usarla solo para beneficio personal. Para él lo esencial no estaba en los logros y triunfos conseguidos, sino en el ser, en lo interior, en los valores que no cambian: el servicio, la honestidad, la amabilidad, la generosidad, la caridad, la esperanza, la fe”. Semblanza en la Revista Minas de la UNI (2000) "Al hombre se le conoce no por lo que tiene, sino por lo que da" Con mi padre, compartiendo la experiencia de vida en un campamento minero.
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