Ernesto Baertl 178 combatimos esa mentalidad. Los planos vinieron de Estados Unidos, tan detallados que nos permitieron hacer una planta concentradora moderna, trabajar con eficiencia y a bajos costos. Fue un lindo paso el que dimos, y trabajamos muy bien durante mucho tiempo hasta que, finalmente, en 1995, dejamos de operar Pacococha como consecuencia de los controles, las tasas de cambio, los permisos y las cotizaciones de los metales que se vinieron abajo. “Nuestra industria es incomprendida, nuestros gobernantes, aplicando la ley del péndulo, pasan de momentos de apoyo a situaciones de total desamparo. Mientras no se dé unmarco jurídico estable y es de desear un marco político estable, será imposible un verdadero desarrollo del sector minero”. Revista Maquimin, agosto de 1988.
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