Ernesto Baertl 186 187 Prueba para sabe importar equipos. Yo le recriminaba al Ministro de Minas que para desarrollar los proyectos nos obligaban a actuar como piratas, a ejecutarlos sin autorizaciones y, luego, a esperar una sanción cuando ya estábamos produciendo. Estuvimos discutiendo con las autoridades de los Ministerios de Minas y de Industrias hasta que logramos las autorizaciones. En el año 75 viajé a Vancouver con la decisión de ir con el proyecto de ampliación adelante y de allí fuimos a Baltimore y definimos la compra de dos molinos. Ese gran cambio en las operaciones se dio simultáneamente con el ingreso de nuevos conceptos que la minería antigua no contemplaba. El pensamiento gerencial se orientó a tener un tratamiento preferencial hacia los trabajadores y sus familias, intentando mejorar el ambiente en el centro minero. Entonces habíamos crecido mucho y llegamos a tener hasta setecientos trabajadores que, con sus familias, llegaban a unas diez mil personas. El crecimiento poblacional era muy alto y se cumplía lo que mi padre decía sobre los campamentos mineros, que “comienzan con cuatro personas en cada cuarto y terminan con cuatro cuartos por cada persona”. Para solucionar los problemas que planteaba esta población creciente sehicieronprogramas yobras. Entre las principales, implementamos un colegiohastaquintode secundaria, teníamos76profesoresy2,000niños. En el hospital cada día nacía un milpeño, pues los trabajadores tenían un promedio de 5.6 hijos por familia, lo que nos motivó a desarrollar unprograma de paternidad responsable yde saludmaterno-infantil, los mismos que tuvieron mucho éxito. Todo eso cambió la fisonomía del antiguo campamento. Teníamos unbuencolegio, unbuenhospital, una iglesia, un cinema, asistenta social, telares para trabajar con lasmujeres, se entregabanpremios entre losmejores trabajadores por crecimientode la producción y, una vez al año, organizábamos una gran pachamanca. Hicimos mucha labor social, hubo ayuda técnica para los agricultores de la zona y sembramosmuchos árboles. Yo venía desdeHuancayo con los plantones en la camioneta y reforestamos Milpo que, hoy día, está lleno de árboles sembrados en esa época. Entonces no se hablaba de responsabilidad social, pero nosotros ya la practicábamos.
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