PRUEBA PARA SABE

Ernesto Baertl 214 215 Prueba para sabe jalaron al Citibank para asumirmayores responsabilidades, hasta que a su jefe, un gringo llamadoEdward ‘Ted’ Dreyfus, lo destacaron aChile. Entonces, en 1986, Ted le ofreció llevárselo como hombre de confianza. Allá afianzómás su carrera y al poco tiempo lo contrataron en Barrick y, más tarde, llegó a la BHP Billiton, siempre en el área de finanzas y desarrollo de negocios, para negociar las fusiones y adquisiciones de empresas competidoras. No entiendo cómo se ha abierto camino de estamanera, porque Lucho es tremendamente impulsivo, gritón y liso. Hasta a los gringos los trataba con la punta del zapato. Pero es que tiene una capacidad de trabajo, visión, un talento…. En 1989 se le ocurrió comprarle un fundo de 50 hectáreas, muy cerca de Santiago deChile, a la familia de un campesino. Hoy tiene tres fundos con450hectáreas sembrados conárboles denogal y, enel último período, exportó 300 toneladas de nueces a Turquía. Eso en la parte agrícola, pero también estámuy relacionado conun señor Lowell, quien descubrióuna seriede yacimientosmineros enChile (Escondida) yPerú (Pierina). Con él se asoció, le vendieron Toromocho a una compañía china por más de $850 millones de dólares. Ahora está en la dirección como mayor accionista de Luna Gold, una compañía que tiene minas de oro en Brasil. Es como un huracán. Quién diría entonces que, con el tiempo, llegaría tan lejos en los negocios. Es admirable. En su primermatrimonio conMaría del Carmen Sambuceti, Lucho tuvo tres hijos peruanos, Luis José, Flor de María y José Luis; en un segundo matrimonio, con la muy querida Alejandra Nixon Bilbao, chilena ella, han tenido dos hijos nacidos por allá, Ernesto José y Sebastián Felipe, lindos y buenos chicos todos. María del Carmen soñaba siempre con los viajes largos a la sierra y desde entonces tiene un gusto especial por el contacto con la naturaleza y los animales. Recuerdo que de chiquita adoptó comomascotas a unas ovejas a las que les daba leche en biberón, que disfrutaba la sensación del granizo cayéndole en el cuerpo y recuerdo también sus confesiones voluntarias cuando se escapaba siguiendo a sus hermanos en sus faenas de pesca, pese a que le estaba prohibido. Ella solita acusaba con sonrisa pícara sus pequeñas e íntimas travesuras. Pero en realidad era una niña muy responsable, un poquito solitaria, tranquila y sobresaliente. Nunca tuvimos que ocuparnos de su desempeño en el colegio. Como era diestra en matemáticas, a fin de mes yo le entregaba las chequeras y ella me cuadraba el saldo de ingresos y egresos y, más tarde, me llevó la relación mensual del consumo de mi bodega de licores. Por su disciplina, era la única de la casa que tenía acceso. Cuando terminó el colegio, ella quería ir a la universidad, pero aún prevalecía en esa época la idea de que las mujeres debían quedarse en casa, así que Gladys, con el objeto de que olvidara los estudios, se la llevó a Europa. Ella tenía 17 años cuando, lamentablemente, sumadre sufrió un terrible accidente en Florencia. En ese momento cambió el

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