PRUEBA PARA SABE

Ernesto Baertl 234 235 Prueba para sabe hemos alcanzado con nuestro trabajo, y la mejor forma de conservar lo alcanzado es ahorrando. Esa filosofía me fue de gran utilidad en un quehacer con tanto azar como la minería que, con sus vacas gordas y sus vacas flacas, puede convertirse en una tentación para quienes están deseosos de cortar camino. Mis primeros sueldos se fueron en custodia al banco y cuando se había acumulado una suma suficiente compré un terreno en la Urbanización Aurora en Miraflores. Después, con un préstamo que avalómi padre en un banco, construí dos casitas en la calle González Larrañaga. Cuando vine de la sierra ya viví en esa casa propia y la otra la alquilaba, lo queme propiciaba una renta. En ese entonces también comenzaron a rentabilizar las acciones de las empresas eléctricas, formamos nuevas compañías y empezó a ingresar un poco más de dinero. Definitivamente, el ahorro en mí ya era una vocación, así que mientras fueron llegando los nietos los fui familiarizando directamente con la alcancía. Mi primer nieto nació el 19 de octubre de 1980 y, por supuesto, estuve en la clínica cerca de mi hijo Luis José, cuya fijación era estar presente en el momento del nacimiento. Yo esperaba expectante detrás de esa especie de claraboya que hay en la antesala de las salas de parto. Mi primer nieto recibió el mismo nombre de su padre, pero cuando iba a cumplir 3 años, un domingo en la tarde en Río Lindo, allá en Los Cóndores donde tenían una casa sus suegros, todos se echaron a dormir y el bebé se fue a jugar al jardín con el hijo de la cocinera. En ese lapso, el bebé agarróunos cables que había cortado accidentalmente el jardinero y se electrocutó. Fue una pérdida muy dolorosa. Mi familia y yo estábamos pasando el verano en Las Palmas, así que mi hermano Alfredo me fue a recoger y, cuando llegamos a la casa, ya estaba su cuerpecito inerte tendido encima de la camita.Mi hijo estaba destrozado. También nosotros. Fue una pérdida tremenda. Hasta hoy cuando lo recuerdo se me parte el alma. Desde entonces, la llegada de cada uno de mis doce nietos ha sido una alegría muy grande para mí. Siempre he participado en las vivencias propias de las fechas especiales como los bautizos, las primeras comuniones, el ingreso al colegio, las actuaciones o los cumpleaños. Incluso cada Navidad se convirtió en un gran acontecimiento con el árbol gigante y los regalos para todo elmundo. Lomejor de tener nietos es que los gozas intensamente y cuando te cansas se los devuelves a los padres. Es una relación de afecto puro en la que la responsabilidad de la crianza no es tuya sino de tus hijos. Esa sensación es muy agradable. Como abuelo joven yome los colgaba de los pies, les hacía columpio, los engreía, a veces los consentía o malcriaba un poquito para devolverles la inmensa felicidad que me transmitían sus solas existencias, sus revitalizantes sonrisas. Un día una conocida marca de pilas lanzó unas alcancías con clave y combinación. Me compré doce de un tirón. Las pilas hacían que se les prendieran luces y alimentaban un sistema de puntos por cada

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