Ernesto Baertl 78 79 Prueba para sabe Si bien no me quedé mucho tiempo en el San Luis, de entonces recuerdo al Padre Plácido, a quien le decíamos “Pan de Punta” porque tenía la cabeza con la forma típica de ese pan. Allí estudiábamos los chicos de Barranco y a la salida nos formábamos en largas y ordenadas filas. Una daba para la avenida Grau y otra para la avenida Bolognesi. Conforme avanzábamos los alumnos íbamos abandonando la fila y un sacerdote o hermano nos acompañaba hasta la puerta de la casa. Esta rutina se repetía todos los días de clases. Del San Luis pasé al Colegio Alemán, el Deutsch Schule. Supongo que ese cambio se debió a que mi padre había estudiado allí. Yo debía pasar al segundo año de primaria pero los profesores alemanes me encontraron muy adelantado y me matricularon en el tercer año. Allí hice el tercer y cuarto año de primaria, pero como el colegio no tenía valor oficial, me volvieron a sacar y me pusieron en el Maristas de Miraflores, más conocido como el Champagnat. Allí terminé la primaria e hice el primer y segundo año de secundaria. Era mi tercer colegio y todavía no habían terminado mis cambios de matrícula. El Champagnat quedaba en la calle Mártir Olaya, muy cerca del Parque Central de Miraflores. Uno de mis profesores era el hermano Cruz, al que llamábamos “Frigorífico descompuesto” porque donde andara siempre despedía muy mal olor. No sé por qué razón dejé el Champagnat yme fui a estudiar interno a Chosica. Quizás fue porque existía una tradición en la familia: el abuelo Schultz construyó una casa en Chosica por el año 1910, una casa muy bonita que incluso fue premiada. Recuerdo que en familia siempre se hablaba de Chosica y de su clima maravilloso, de modo que tal vez fue por éso que me mandaron, para que aprovechase ese clima tan especial. Los últimos tres años de secundaria los hice en el Santa Rosa de los padres Agustinos. Me gustaba el colegio chosicano y pasé muy buenos años en él. Tenía la cancha de fútbol adelante, una granpiscina y vivíamos en loque se llamaba las camarillas, unos cuartitos individuales donde tenías tu cama, tu lámpara y tumesa de noche. Cerca de la puerta colgaba un timbre que comunicaba con el cuarto del Padre. Al abrir la puerta, al frente, tenías un lavatorio para la limpieza diaria. Era un internado con muchachos que venían de casi todo el país. Estaban los Noblecilla de Tumbes, los Checa de Piura, los Orbegozo -Miguel, LuchoyRamón- deTrujillo, los LópezdeRomañadeArequipa y los Roberti de Andahuaylas, todos personas magníficas. Además de estos muchachos que estaban internos porque sus familias vivían lejos había otros a los que no los aguantaban en sus casas, los expulsados de otros planteles que siempre se dabanmaña para escapar del internado e irse de jarana al pueblo. Se comíamuy bien en el Santa Rosa y como estaba en plena edad del crecimiento tenía un apetito excelente. Era capaz de comerme una gran cantidadde panes. Comomuchos alumnos erande provincias recibían
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