REVISTA MINERÍA 537 | EDICIÓN JUNIO 2022

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / JUNIO 2022 / EDICIÓN 537 67 motivo no fue solo Centromin que se descapitaliza sino que igual sucedía con la mayoría de las empresas estatales, incluso aquellas cuyas operaciones resultaban rentables, la causa, no poseían independencia financiera y sus ingresos eran dispuestos directamente por el gobierno central (Becker, 1983). A medida que el tiempo avanza la estabilidad macroeconómica de Centromin se deteriora y en adición la inflación se dispara, lo que fue agravado por el sui generis manejo del tipo de cambio, pues generó distorsiones en perjuicio de sectores exportadores como el minero. Además, el aumento del costo de vida tuvo un fuerte impacto en los salarios de los trabajadores y se reflejó en una agitada acción sindical. Para cerrar el cuadro, en 1985 ocurre la unificación nacional de las bases sindicales al incorporarse en los sindicatos minerometalúrgicos a los trabajadores siderúrgicos y metalúrgicos no mineros, este hecho propició que en 1988 presentasen un primer Pliego de Reclamos Unificado y como era previsible tuvo el rechazo frontal de la Sociedad de Minería. Pero no era todo, un tercer problema ensombrecería nuestra minería: la violencia terrorista golpeaba fuerte en los centros mineros y Centromin fue el preferido —desde voladuras de trenes y otros vehículos, incluyendo ambulancias y hasta asesinatos en la plana gerencial, solo dos nombres entre muchos otros: el ingeniero Nilo Ríos, a la sazón superintendente de Yauricocha y el comandante Ormachea de Seguridad Interna Divisional, ambos cuando laboraban—. La acción terrorista fue dura en todas operaciones de Centromin, pero particularmente lo fue contra sus sectores vitales como hospitales e hidroeléctricas y tomas de agua. El saqueo de nosocomios y postas médicas, así como la voladura de ambulancias era frecuente. Tres párrafos servirán de huella: “Cabe señalar que, cuando el 17 de mayo de 1980, Sendero Luminoso iniciaba su autodenominada “guerra popular” en la localidad de Chuschi, Ayacucho, ese mismo día otro grupo de senderistas arrojaba petardos de dinamita contra el Concejo Provincial de Pasco y contra las oficinas de Centromin en dicha ciudad. Casi dos meses después, el día 8 de julio, los subversivos intentaban dinamitar el reservorio de agua de Centromin en La Oroya y, el 20 del mismo mes, en la localidad de Carhuamayo, vuelan un tramo de la vía férrea Oroya - Cerro de Pasco” (en: Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación). “Paralelamente, el accionar terrorista actuaba en los principales asientos mineros ubicados en las provincias de Yauli y Tarma, en Junín, y en el departamento de Pasco, intimidando y, en algunos casos, asesinando a dirigentes mineros durante los años 1986-1988. El asalto a estas minas se hacía con el claro objetivo de apropiarse de dinamita, mechas y fulminantes para usarlos en sus posteriores atentados contra las instalaciones de servicios públicos: agua, transporte ferroviario y electricidad. En esta misma línea de acción, se intensificaron 1. La Oroya 1985. La fundición Centromin rodeada de viviendas de sus trabajadores en el “campamento” Club Peruano.

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