REVISTA MINERÍA 541 | EDICIÓN OCTUBRE 2022

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / OCTUBRE 2022 / EDICIÓN 541 111 plata, y 121 piruros o chimbaletes de oro, y había entre todas 853 minas de ambos metales, distribuyendose en 784 de plata y 69 de oro, sin incluir los lavaderos”. “Los antiguos peruanos conocieron el uso de estos metales, empleándolos para su adorno en formas diferentes pero ya fuese por su rusticidad, ya porque desconocían la moneda o por otras causas cuya aclaración no pertenece a este lugar, lo cierto es que no podían adquirirlo sino extrayéndolo del centro de los ríos, o cuando alguna superficial excavación de la tierra los descubría”. El Barón de Nordenflith también hizo un estimado del número de otras minas que existían cuando nos visitó: “Además de las minas de oro y plata ya referidas, se conocen en el Perú cuatro de azogue, cuatro de cobre y doce de plomo; pero no habiendo aún llegado éstas al incremento que debemos prometernos, nos abstendremos de hablar de ellas, ciñéndonos únicamente a tratar de la plata como artículo principal que constituye la riqueza de aquel Reino”. En otros acápites Nordenflith describe las penurias a las que nuestros ancestros incas eran sometidos por los españoles, pero esa, minero amigo es otra historia que nos aguarda aquí. El tiempo pasa inexorable y vientos libertarios con nuevos aires llegan a esta antigua tierra de Incas, aunque en esos momentos fuesen tierra de chapetones, no obstante tales aires también nos traerían el quebranto de la guerra. La minería del Centro en las guerras de la Independencia Las guerras de la Independencia americana sucedieron en el Perú entre 1809 y 1824. La confrontación españoles vs. criollos americanos cuasi paraliza temporalmente la minería de plata en el Cerro de Pasco, donde a la sazón también habían hecho plaza innúmeros habitantes de otros reinos europeos, incluyendo a la recién nacida Francia, la libre. La ralentización que tuvo su punto más bajo de producción argento-aurífera entre 1814 y 1828, debido a que las grandes batallas por la emancipación americana, se libraron precisamente en las cercanías de las minas del Cerro −Junín y Ayacucho− por lo que en aquellos días y, sobre todo, durante las batallas finales la región fue ocupada alternativamente por ejércitos patriotas y realistas. No deja de llamar la atención que la independencia peruana se alcanzase rodeada de las ubérrimas minas de plata “españolas”, símbolo del pasado colonial, pero a la vez, metáfora de futura prosperidad. Tras la retirada de las fuerzas armadas realistas los propietarios chapetones de las ricas haciendas mineras o agrícolas huyen haciendo posible la rápida adquisición de esas por los propietarios no españoles de las haciendas mineras colindantes lo que indudablemente devino en aumento de la producción. La actividad minera peruana en los primeros tiempos de la Independencia se obró en 558 minas y 1,000 excavaciones varias de pequeña o mediana extensión distribuidas en todo el naciente territorio. Entre los principales mineros de aquel tiempo se recuerda a: don Manuel Mujica y sus minas de San Ramón, Los Ángeles, La Docena y Huamantanga; a don José Gallo Ruiz y sus mina de San Agustín; a don Sixto M. Venegas con su mina Trinidad; a Mr. C. Weiss, dueño de Caudalosa y Santa Teresa; la mina Cleopatra de la compañía Ibarra Hermanos; la compañía El Porvenir de los Hnos. Balbín; la mina San Crispín de M. G. Gago y otros pequeños mineros innominados. Su tecnología era precaria y aunque la población trabajadora mantenía sus características, y su productividad crecía: durante las dos primeras décadas del periodo posterior a la Independencia en los Andes se obtuvo el 65 por ciento de la plata peruana lo que contrasta con el 40% en lapsos similares de la época virreinal. El renacido éxito de esta “Operación plata” revive el lustre del Cerro de Pasco, tanto que sin esa plata el Perú no hubiera podido tomar parte como nación libre en el comercio internacional. Como es natural en la historia de los pueblos, este prestigio llevó al crecimiento de la población cerreña 2. Capitalistas mineros americanos en 1866, quienes compraron las haciendas mineras del Cerro.

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