PRUEBA PARA SABE

Ernesto Baertl 92 93 Prueba para sabe En la promoción también estaban FedericoHurtado, hijo de un jefe del Ejército al que llamaban “Platanazo”. “Fico” eramás conocido como “Madre Superiora” porque era un entusiasmado organizador de todo. A Hugo Cabello, quien tenía un marcado color oliváceo, le decíamos “Gunga Din”. Carlos Irigoyen, “Caparazón”, vivía en el Paseo Colón, un lugar en donde la gente iba a pasear al atardecer. Finalmente, unos añosmás tarde ingresó a la promociónMarcoFernándezBaca, unpoco mayor que nosotros, un cuzqueñomuy simpático e inteligente que tenía el grado de Capitán del Ejército y que, en el gobierno de Velasco, con el grado de General, fue Presidente de PetroPerú. Cuando estaba en el colegio yo tenía la idea de estudiarminas, pero comomimadre había sufrido tanto siguiendo ami padre durante todos los años en que trabajó en la sierra, quiso algo diferente paramí. Ignoro cuáles fueron las conversaciones que ella habrá tenido con mi padre, pero antes de ingresar a la universidadme dijo: “Hemos sufridomucho durante todos estos años –mi padre trabajó enColquijirca hasta 1942– así que con la sierra basta. Mejor dedícate a otra cosa”. Por esa razón decidí estudiar química industrial. Jamás se me ocurrió oponerme al deseodemis padres. Elmundo era así y yono tenía opiniones formadas como para oponerme. Ya el solo hecho de estudiar en la Escuela de Ingenieros me parecía una maravilla. Nunca se me ocurrió la idea de rebelarme a la decisión de mis padres. El ambiente familiar era muy cálido, mi madre eramuy buena y cariñosa, mi padre era un pocomás serio pero también una personamuy cercana, demodo que la decisión de no estudiar minas se abrió paso como algo natural. Por otro lado, esa decisión no iba en contra de mis inclinaciones vocacionales. Yo tenía una gran afición por la química desde chico. En casa del abuelome había hecho un laboratorio en el que jugabamuy en serio a ser químico. También debió influir el hecho de que en la mina yo me metía a trabajar en el laboratorio ensayando con los minerales. Toda organización minera debe tener buenos laboratorios, de modo que yo la veía asociada a laminería, mientras que la parte industrial era la concentración de minerales, la molienda, la metalurgia. Allí debió haber nacido eso de estudiar química industrial. El primer año en la Escuela era de estudios generales y solo al pasar al segundo año el alumno escogía cuál iba a ser su especialidad. Mis dificultades en ese primer año se concentraron en los cursos de matemáticas, aunque teníamos dos buenos profesores en esa materia, don Eugenio Dorca y don Pedro Abel Labarthe. A sumanera un poco maniática, don Eugenio Dorca era la personificación del profesor de matemáticas: metódico y detallista hasta el extremo. Una de sus peculiaridades consistía en llevar en el bolsillo de cada saco un papelito en el que iba apuntando los días enque se ponía el terno. De esamanera llevaba un control de su uso para decidir cuándo debía enviarlos a la lavandería o descartarlos. Don Pedro Abel Labarthe era en cierta forma todo lo contrario de su colega de cátedra. Era un personaje bohemio y bonachón, un tanto descuidado para vestir. Si don Eugenio llevaba la contabilidad

RkJQdWJsaXNoZXIy MTM0Mzk2