REVISTA MINERÍA 549 | EDICIÓN JUNIO 2023

MINERÍA la mejor puerta de acceso al sector minero MINERÍA / JUNIO 2023 / EDICIÓN 549 85 píamente dedicado “al Señor” y el lunes a distribuir el trabajo. Claro que esta fue la teoría pues la Mita pronto degeneró en esclavitud. A renglón seguido indáguennos por tales particulares prácticas laborales a lo largo de nuestra historia. El trabajo minero al inicio de la República Como arriba revisamos, inicialmente el trabajo colonial en las minas se realizó por el sistema opresor de la Mita. Luego vendría el Peonaje, una forma de trabajo cuya diferencia principal con la Mita y el Coatequil únicamente fue el “salario” recibido por los peones. Sin embargo, se referencia también que desde el siglo XVIII, bajo influencia de inéditos factores sociales, se estableció una nueva modalidad de Peonaje, por la cual el patrón proporcionaba dinero al trabajador como adelanto, pero subrepticiamente se encarga de que nunca termine de pagar la deuda e inclusive si el trabajador moría, los hijos “heredaban” la deuda y estos a su vez a sus hijos, y así a toda la familia y descendencia. La modalidad tomó el pomposo nombre de “Peonaje por deuda”, y quizá fue el germen del malhadado Enganche desarrollado después en la minería andina. Al inicio de la República se crearon nuevos sistemas laborales, uno, la Maquepuería −un maquepuero era un trabajador libre o temporal, a discreción del nuevo dueño− y dos, el sistema de trabajo permanente llamado dentro de aquella idiosincrasia régimen del “trabajador aquadrillado”. El trabajo Japiri En la época colonial el Japiri fue el prototipo del trabajador minero andino de socavón y fue él quien extraía el mineral removiendo la tierra con una chapucera herramienta de fierro (“Barreta”) y un mazo de media arroba, por lo que también habría sido el precursor del “Perforista” y además en ese lejano tiempo también acarreaba el mineral en capachas hasta la bocamina. Es obvio que aún no se armaban “cuadros” y, por tanto, no se necesitaba “enmaderadores” y menos “motoristas”, sino simplemente se requerían japiris. Detallemos su vestimenta acorde con esa difícil y esclavizante labor: un lapichuco, sombrero de lana, al que ataba una vela de sebo para alumbrarse y descender a la mina; chaleco y manguillas para moverse con agilidad; burdos zapatos de cuero de oveja y gruesas rodilleras forrando sus pies y piernas para aliviar el trabajo de rodillas mientras llenaba capachas de 100 libras usando a modo de pala huesos omóplatos −paletillas− de mulas. Lo que sí nunca le faltaba era un huallqui con coca, velas de sebo y una limeta con agua. Todo un martirio laboral el de nuestros antepasados andinos sometidos al duro régimen de mitayos coloniales. En el Cerro de Pasco este régimen laboral subsistiría hasta finales del siglo XVIII pues por un censo oficial en 1800 se sabe que 4. Ilustración del Cerro Rico de Potosí en 1545.

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