Por: Compañía de Minas Buenaventura.

Fundada en 1953 por Alberto Benavides de la Quintana, Compañía de Minas Buenaventura ha puesto en marcha a lo largo de siete décadas unidades de producción que han creado valor para el país, aportando al desarrollo local con cuidado del medio ambiente y contribuyendo a cerrar brechas de infraestructura en agua, transporte, energía, educación y salud, a favor de las regiones y comunidades rurales ubicadas en zonas de extrema pobreza. Hoy, Buenaventura mira el futuro renovando el compromiso con el país y siguiendo la tradición de “hacer mucho más que minería”, lo que significa producir los metales necesarios para la economía con un legado y huella social.

El origen de Compañía de Minas Buenaventura es una historia de emprendimiento y visión del ingeniero Alberto Benavides de la Quintana (1920-2014), quien junto con un grupo de colegas, igualmente apasionados por la minería, decidió asumir el reto de liderar la operación de la mina Julcani, una instalación ubicada en un cerro de la cordillera central en el departamento de Huancavelica, a 55 km por carretera de la ciudad del mismo nombre y a 22 km de la localidad de Lircay. 

La mina Julcani es el alma mater de Buenaventura y, a lo largo de siete décadas, la empresa se ha convertido en una de las más importantes productoras de metales preciosos del Perú y América Latina, con más de 11 mil trabajadores y con proyectos y unidades de producción en Huancavelica, Cajamarca, Lima, Pasco, Arequipa, Moquegua, Apurímac y Piura. Es un referente de la minería peruana con presencia descentralizada en el norte, centro y sur del país. 

“Lo esencial es que la minería nos permite integrarnos. No solo contribuye de manera importante al presupuesto nacional sino que también justifica la construcción de carreteras y sistemas de electrificación, hacer colegios y ofrecer educación. La integración es la mejor contribución que puede hacer la minería en un país con una geografía tan dramática como la nuestra, y la minería puede y debe contribuir a ello”, fueron las palabras del fundador de Buenaventura que marcaron la ruta con la que la compañía ha ido construyendo un legado de integración y progreso en todas sus zonas de influencia.

Por ello, cada operación minera y proyecto de exploración desarrollado por Buenaventura está acompañado de iniciativas que impactan favorablemente en las comunidades rurales vecinas y que se inscriben dentro de sus principios de correcta gestión ambiental y social y buen gobierno corporativo (políticas de sostenibilidad o ESG). 

Esta vocación ha permitido que Compañía de Minas Buenaventura sea considerada como una de las empresas que lidera el ranking Merco de Responsabilidad ESG en el sector minero y que integre el Índice de Sostenibilidad que elaboran anualmente S&P Dow Jones Indices y la Bolsa de Valores de Lima, una lista que reúne a las organizaciones del mercado de valores con los mejores indicadores ambientales, sociales y de buena gobernanza corporativa.

Minería que aporta agua para la población

El agua es un insumo estratégico en toda operación minera. Por ello, en las unidades de Buenaventura se utilizan procesos para usar el recurso hídrico de manera eficiente, al aprovechar las ventajas de la recirculación y la reutilización del agua que se genera en el trabajo metalúrgico. Así, la compañía ha logrado una tasa de recirculación del 98.8% en las operaciones de tajo abierto y del 83.4% en las minas subterráneas.

Pero, además de este enfoque responsable en la gestión del recurso hídrico, Buenaventura, junto con sus empresas subsidiarias y afiliadas, promueve la “siembra y cosecha de agua” cerca de sus unidades para beneficio de las poblaciones locales, y se ha convertido en aliado de los agricultores con los que, en un marco de diálogo y buena vecindad, ha construido el canal de irrigación Huaruro, en el valle del Colca, Arequipa, una megaobra de 15 km de extensión que transporta 140 litros de agua por segundo a los campos de cultivo de la comunidad local.

Infraestructura que integra a más peruanos

El informe de Cierre de la Brecha de Infraestructura 2020-2021 de ComexPerú señala que la pandemia del COVID 19 significó para nuestro país un shock sin precedentes en la generación de infraestructura, debido a las restricciones productivas y a factores institucionales.

La falta de infraestructura en transporte, energía, educación y salud, entre otros servicios esenciales, influye directamente en el desarrollo de miles de peruanos que viven en situación de pobreza y pobreza extrema. Es aquí donde la minería representa una oportunidad, porque es una de las pocas actividades productivas que puede generar empleo, riqueza y oportunidades en estas zonas remotas de la geografía nacional y contribuir con infraestructura al servicio de la población, en un trabajo articulado con las autoridades y comunidades locales. 

En el sector transporte, por ejemplo, Compañía de Minas Buenaventura, junto con las empresas mineras Raura y Los Quenuales, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones y el Gobierno Regional de Lima, participó en lo que es hoy la carretera Churín-Oyón, una vía alternativa a la carretera Central y, que por su ubicación, tendrá un impacto directo en la vida social y económica de las regiones Lima, Pasco y Huánuco. 

En Huancavelica, cuna de Buenaventura, la empresa participó en la modernización de la carretera que une la capital este departamento con la localidad de Lircay, en beneficio de 450 mil pobladores, en un trabajo articulado con las autoridades nacionales y regionales. La inversión ascendió a más de S/ 360 millones aportados por Provias Nacional. Buenaventura, por su parte, financió el estudio técnico definitivo de este importante proyecto vial por un monto de 3 millones 310 mil soles.

En electrificación, la compañía, mediante su empresa subsidiaria Conenhua, ha desarrollado infraestructura de transmisión y generación eléctrica que le permite suministrar de energía no solo a unidades mineras sino también a localidades como Huancavelica, entre otras, en beneficio de miles de personas. Ejemplo de ello, en Cajamarca, la firma, junto con el Ministerio de Energía y Minas y otras instituciones privadas, participó en la sexta etapa del Programa de Electrificación Rural de esta región, a favor de 20 mil familias de 447 localidades. 

Apoyo a emprendedores

Como parte del respeto que guarda Buenaventura hacia las actividades económicas tradicionales que se realizan en el área de influencia de sus operaciones, la empresa ha desarrollado con éxito un Programa de Desarrollo Productivo y Articulación Comercial (PRA Buenaventura) que fortalece y contribuye a dar valor a la producción de las comunidades locales.

El PRA Buenaventura, en acuerdo con Innova Rural y Cáritas del Perú, ayuda a los emprendedores que participan en el programa a mejorar procesos productivos y a identificar oportunidades comerciales. Desde 2014, esta iniciativa ha hecho posible que muchas familias de seis regiones del país que se dedican a la producción de frutales, crianza de truchas, cuyes y alpacas, y a cultivos andinos y derivados lácteos, hayan recibido ingresos por 56 millones de soles, como resultado de la comercialización de sus productos.

Un caso de éxito reciente del PRA Buenaventura es la llegada de 15 toneladas de paltas producidas por pequeños agricultores de la localidad de Tapay, en Arequipa, a mercados de Europa y los Estados Unidos de América, lo que demuestra además que la minería formal y la agricultura pueden trabajar juntos.

En siete décadas de trayectoria, Compañía de Minas Buenaventura ha sido testigo de hitos importantes en la historia de nuestro país y ha realizado operaciones en contextos políticos y sociales sumamente complejos. Siempre con una perspectiva optimista y de largo plazo, en sus 70 años de vida institucional, Buenaventura ratifica la visión de don Alberto Benavides de la Quintana: “El Perú tiene las condiciones para ser un país desarrollado. Lo que falta depende de nosotros”.