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CASO: EL MEJOR AÑO - SEGUNDA PARTE EN BUSCAN DE UNA TEORÍA

Introducción  

Una característica intrínseca de la minería de extracción (bajo la actual teoría) es ser un sistema de costos crecientes. Las leyes de los valiosos disminuyen invariablemente mientras que el mineral se muestra cada vez más inaccesible y, a veces, más refractario mineralógicamente para los métodos usuales de concentración.

En el Caso, para casi el mismo volumen de mineral extraído (1’390,940 vs 1’342,451) el tonelaje de finos vendibles se redujo en casi 30% (29.75%). Invariablemente un mineral más caro de extraer y de menor valor. Si los precios se hubieran mantenido a nivel del año [X-2], el total de revenues hubiera sido de solo US$ 62 millones, es decir, US$ 116 millones menos que el revelado en el P&G (US$ 178 millones). 

Por otro lado, si se hubieran mantenido los contenidos de finos del año [X-2] y los precios del año X los revenues se hubieran elevado a US$ 222 millones, US$ 45 millones más, y las utilidades después de impuestos a US$ 108 millones (US$ 32 millones por encima de la cifra oficial de US$ 76 millones).

Lo anterior nos lleva a la pregunta, ¿es posible sostener una actividad que solo depende de ciertas circunstancias para ofrecer resultados? ¿Una realidad de esta naturaleza (marginal) podría –como se afirma– ser el sostén económico de un país como el Perú? ¿Cree que la minería 4.0 podría revertir la situación?

Si los precios del [X-2] se hubieran mantenido en el ejercicio del año X el P&G habría mostrado una pérdida de US$ 24 millones, casi el 40% de los revenues.

Entonces, ¿cuál es la salida? Pero antes, ¿qué es lo que actualmente hacen las empresas para enfrentar esa realidad, y por qué?

Las decisiones en el sector se sostienen en un principio que ha sido instalado en el cerebro de los que las toman: mantener o acrecentar el volumen de los finos extraídos. Para lograrlo se aumentan los tamaños de mina, planta, servicios, y otros como overheads y demás colaterales y todo financiando con los flujos obtenidos en las épocas de “precios altos” más endeudamiento, que en el sector se denomina inversión. 

Y, tal juego se mantiene como un estándar sí o sí. Pensando un poco tenemos que convenir que se trata, en el mejor de los casos, de un juego resultado cero –para el minero–. En esta coyuntura solo ganan los que venden equipos, los industriales usuarios de los metales, los que venden ingeniería y otros intangibles a los mineros, pero para ellos y para los titulares de los recursos es un juego en el que siempre perderán: se quedarán con los pasivos a la vez que sus gentes solo se seguirán ocupando de las tareas menos calificadas. El mismo juego que viene de la Colonia. Siempre pierden.

Entonces, cuál debería ser la estrategia de los titulares de los yacimientos –el fundamento de sus decisiones– para revertir la situación. La minería por la minería ya no puede seguir siendo aplicable, ya se agotó. Habrá que buscar una teoría que transforme los minerales en recursos para la sociedad, que los convierta en creadores de valor continuo.

Para mantener el volumen de finos, en el Caso, se tendría que haber elevado la extracción en 30%, respecto a la del año [X-2], si es que se mantuvieran las leyes, pero, como sabemos que se seguirán deteriorando, el incremento tendría que ser algo mayor. Supongamos que se decida elevarla en 40%, de 4,200 ton/día a 6,000 ton/día, es decir, un incremento de 1,800 toneladas/día que a US$ 60,000/ton-día (cifra muy conservadora) exigiría un gasto de capital de US$ 110 millones, que solo servirían para mantener el mismo output, 145,000 ton de zinc equivalente por año.

Como ya se ha dicho, ese gasto de capital no se puede considerar como inversión porque no cambiará la empresa, sería un simple costo operaciónal, y si se le aplicara al P&G del año [X] se terminaría con (US$ 110 millones – US$ 92 millones) una pérdida estructural de US$ 18 millones, a pesar del elevado nivel de precios. Aunque esa cifra no será el resultado que mostrará el P&G oficial porque los US$ 110 millones por el gasto de capital serán activados en [B] y, solo aparecerá en el P&G el respectivo cargo por depreciación. Este análisis que determina el valor del resultado empresarial es la tarea de los ejecutivos responsables que no se deben comer crudo todo lo que les viene de la contabilidad.

Obviamente los resultados dependen casi solo de la variación de los precios que deberán mantener la tendencia alcista para sostener el ROI, lo que no es tan probable. Los precios son manejados por los intereses de los demandantes de metales, se incrementan para que los productores caigan en la trampa de invertir para elevar los volúmenes de extracción y mantener o elevar el total de finos extraídos y la fama de “grandes productores”, lo que obviamente es una tomadura de pelo en la que caen los que se comen el halago de estar en las “grandes ligas”.

Las mineras extranjeras tienen otros objetivos, necesitan los metales para sus industrias y como saben que el precio de los metales influye cada vez menos en su economía —cada vez más simbólica— con menos contenido material, su único interés será acopiar los metales oportunamente. Pero para los que solo hacen minería esa situación nunca las sacará de la marginalidad. Las mineras extranjeras trabajan bajo su propia teoría que han logrado sea adoptada en los países de donde se extraen los minerales. Por eso, “alcanzar a Chile” en la “producción” de cobre se ha convertido casi en anhelo nacional, resultado del masivo y permanente lavado de cerebro a que estamos sometidos los de los países de extracción.

Entonces, cuál sería la teoría que deban adoptar los que solo extraen para que la tenencia de minerales se pueda transformar en valor real —que siempre será un intangible. Obviamente se tendrá que cambiar radicalmente el actual enfoque la minería por la minería que atiende a otros intereses. 

Este análisis también debería servir para aclarar que los “costos” casi no influyen en los resultados –solo los precios. Si intentáramos una política de reducción de costos solo estaremos destruyendo la empresa, porque los costos siempre se realizan y si no se ejecutan se convierten en cargas diferidas que se tendrán que honrar más los respectivos colaterales, sobrecostos, debido a que no se ejecutaron en su momento. Hemos visto que en el año X los costos comparados con los del año [X-2] en algunas cuentas casi se duplicaron y se obtuvo una utilidad muy superior y a pesar del menor volumen de finos extraídos.  

Pero, volvamos a la pregunta, ¿cómo salir del atolladero? 

Recordemos, las respuestas nunca se encuentran en el lugar de los hechos directos, siempre estarán fuera del mismo, en el exterior. Hagamos el ejercicio de intentarlo para no seguir dando vueltas sobre una teoría que ya se agotó.

Recordemos al factor “f” mencionado en la primera parte, 0.47 en el año [X] y 0.51 en el [X-2], es decir, el valor de los revenues que deberá alcanzar para pagar todos los costos, gastos y utilidades fueron solo 47% y 51% del valor del mineral extraído.

Esta realidad podría ser el punto de partida que lleve a definir el objetivo político que buscamos.

En la primera parte el factor f estaba limitado al estamento operacional, solo una medida de eficiencia, superior a las tradicionales, pero sin la trascendencia que buscamos. El desafío, llevarlo al exterior hasta la dimensión tiempo, es decir, de monodimensional a tetradimensional. Así, el factor “f” se convertiría en una medida de eficiencia libre de coyunturas temporales.

Entonces, ¿cómo llevar el “f  del ambiente actual alrededor de 0.5 hasta un “f” ≥ 1 y establecerlo como una norma para el sector? Obviamente la respuesta se tendrá que buscar fuera del hecho minero mismo, en un ambiente de intangibles. Esa podría ser la tarea bajo la nueva teoría, un desafío para la creatividad, más allá de discursos y campañas publicitarias. 

Lo último lleva a una pregunta, ¿por qué hasta ahora nos hemos contentado solo con recuperar el valor de los finos comerciales, un pequeño porcentaje del total del material extraído (en un open pit de cobre, menos del 1% y en una de oro solo algunos gramos por tonelada). ¿Qué nos está impidiendo dar valor al resto del material extraído que termina siendo una carga permanente para la sociedad? ¿solo la costumbre guiada por la baja autoestima que no permite tomar la oportunidad de transformarlos pasivos en valor? Comencemos haciéndonos la pregunta y luego actuar, pero, fuera de la órbita de la minería por la minería. Bajo una nueva teoría.




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