Por: Jorge R. Falla, ingeniero de minas, analista sectorial.La recientemente aprobada modificación del Clasificador de Cargos del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet)1 es el perfecto ejemplo de una medida administrativa de aparente interés solo para quienes laboran en esa institución. No obstante, envuelto en el denso lenguaje del derecho administrativo, hay un certero golpe a la institucionalidad: establece como cargos de confianza puestos ocupados –hasta ahora– por funcionarios de carrera. Pero hay mucho más en juego.Asistimos impasibles a la progresiva y sostenida destrucción de categorías de pensamiento (la noción del bien común) y estándares de juicio (los valores colectivos), los cuales son reemplazados por un relacionamiento transaccional, funcional en una sociedad que pierde paulatinamente el rumbo, asfixiada por sucesivas crisis: política, económica, de representación, etc. La línea divisoria entre el imperio de la ley y el poder arbitrario se hace cada vez más difusa, las competencias de las autoridades reconocidas se desdibujan ante las nuevas formas de poder. A su vez, el dominio territorial de los nuevos poderes hace que la frontera entre lo legal y lo ilegal sea cada vez más tenue; porosa y acomodaticia es la relación entre los poderes político y fáctico.Creado a fines de 1978, el Ingemmet ha venido trabajando silenciosamente en el marco de sus competencias, conduce el Procedimiento Ordinario Minero, incluyendo la recepción de petitorios, el otorgamiento de concesiones mineras y su extinción, ordenando y sistematizando la información georeferenciada en el Catastro Minero Nacional. También administra y distribuye los recursos por concepto de Derecho de Vigencia y Penalidad2. No han sido pocas las delegaciones extranjeras que han visitado sus instalaciones para conocer de primera mano los avances en catastro minero y sistema de concesiones, con el auspicio del Banco Mundial.En ese contexto, preocupa que cargos como Director de Concesiones Mineras o Jefe de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, entre otros, sean ocupados por “gente de confianza”; permeable a influencias de los nuevos poderes de turno. En ausencia de incentivos para fiscalizar y sancionar las inconductas funcionales de los congresistas y la siempre cambiante composición de las bancadas, las actuaciones en el sector público se orientan a ceder y congraciarse ante presiones articuladas por intereses diversos3, apoyándose en la connivencia de funcionarios públicos estratégicamente ubicados en el sector.Aún no es tarde para que la modificación del Clasificador de Cargos del Ingemmet quede sin efecto, restableciendo la confianza en una autoridad técnica e imparcial, rectamente intencionada. ¡Carpe diem Ingemmet!Referencias1. https://busquedas.elperuano.pe/dispositivo/NL/2351181-12. https://www.gob.pe/institucion/ingemmet/institucional3. https://www.grupodedialogo.org.pe/website/wp-content/uploads/2024/12/GDMDSMemoria2023-251024.pdf