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ESCLARECIENDO LA INFORMALIDAD MINERA

Por: Walter Casquino, consultor minero.

 

Resumen

El territorio nacional es generoso en recursos naturales y los peruanos todavía esperan por “la conquista del Perú por los peruanos”. En el sector minero existen toda clase de yacimientos que permiten emprendimientos de baja ley y gran volumen, especiales para extracciones de gran escala; así como emprendimientos de alta ley y poco volumen, especiales para extracciones de pequeña escala.

En el Perú impera el modelo de Economía Social de Mercado en que la gestión pública debe impulsar –con equidad– la eficiencia económica para beneficio de la esforzada sociedad peruana. Para ello, cuenta con el talento de sus profesionales y con un marco normativo permanentemente actualizado. Este ensayo intenta contribuir a este esfuerzo de actualización normativa.

Introducción

La informalidad se origina porque la sociedad peruana ha priorizado la protección de los bienes privados, dejando muy a la zaga la administración de los bienes públicos. Los primeros los administran las personas naturales y las personas jurídicas. Los segundos, las instituciones públicas que son dirigidas por los políticos de turno.  Se destaca los siguientes cinco aspectos:

Primero: porque ser formal tiene una relación “costo/beneficio” desfavorable y las ventajas no son fácilmente apreciables. Fuera del gobierno central (Lima), los administradores regionales no son buenos gestores del dinero público que se les asigna, ya que las campañas de adoctrinamiento son frágiles y no alcanzan para “poner la casa en orden”.

En el sector público, se ha establecido que la única forma de gobierno aceptable sea la adopción de procedimientos no discrecionales, en el que toda decisión debe estar sustentada en normas previamente diseñadas y difundidas. No hay espacio para el libre albedrío.

Los trabajos colectivos resultan de una combinación de talento discrecional y de normas no discrecionales. Existe una combinación óptima que se va ajustando a medida que se adquiere talento colectivo en el grupo de trabajo. De ahí, la importancia de tener un buen sistema educativo –escolarizado y no escolarizado– en todos los niveles. Donde no hay buenos sistemas de educación –general y específico– habrá que poner normas. Hay demasiadas normas porque existe poco talento.

Por otro lado, los procesos productivos pueden y deben ser siempre mejorados, por eso las empresas e instituciones tienen el extraordinario desafío de conjugar el trabajo de dos tradicionales profesiones: la ingeniería y el derecho. Ambas son necesarias. La ingeniería, que se fundamenta en la inquieta ciencia y tecnología moderna, y el derecho, que se esfuerza por unificar (marco jurídico) los comportamientos colectivos humanos.

La productividad trata de enlazar estos conceptos claves de eficiencia, ya que integra el turbulento cimiento dogmático (discrecionalidad o raciocinio) con la necesaria interacción sistémica requerida para asegurar la realización del trabajo común (no discrecionalidad).

Para mantener la dinámica productiva se requiere de un ente versado, llamado gestor, que mantenga fijo los procedimientos estables y cambiantes los procesos en desarrollo. Si el gestor prioriza el marco jurídico, se logra una organización burocrática lenta en tomar decisiones. Si el gestor prioriza el entorno cambiante, se logra un centro de investigación y desarrollo.  

El buen gestor sabe la diferencia y puede seleccionar y priorizar las “grandes decisiones” estratégicas de un individuo, familia, empresa o nación. Esa es la esencia del crecimiento. Probar con el mayor despliegue de talento y honestidad y estar dispuesto –como en el deporte– a perder la mayoría de las veces, ganar de vez en cuando, o empatar, “sin abandonar el campo de juego”. Eso requiere talento y compromiso para llevar a cabo las enmiendas requeridas.

Segundo: para promover el orden público que favorezca el trabajo armónico de los participantes, es útil la comparación metafórica con la familia, en la que el ambiente grato solamente es posible cuando los padres aplican reglas de juego equitativas, sin prestar atención al mayor o menor talento de cada uno de los hijos.

Las discriminaciones son odiosas y originan resentimientos muy difíciles de superar. Se deduce entonces, que las reglas de juego públicas deben promocionar imparcialmente a todos los protagonistas –parodiando a los hijos– que son la pequeña, mediana y gran empresa. Para ser eficaces, las pequeñas empresas –que representan las células del modelo de Economía Social de Mercado– demandan capacitación a gran escala, que lamentablemente está ausente.

Tercero: es preciso recordar el principio económico básico de “necesidades humanas infinitas y recursos escasos”, para explicar que en un entorno macroeconómico de altas tasas de desempleo la satisfacción de las carencias básicas se hace ineludiblemente con grandes desviaciones privadas y públicas.  En el favorable entorno aurífero territorial, el creciente desempleo y la frágil normatividad existente, los trabajadores mineros recurrieron a la informalidad como ineludible válvula de escape.

Cuarto: la informalidad también es el resultado de un desequilibrio en el manejo de las variables macroeconómicas, en las que se mantiene resultados aceptables en todas las variables, menos en una, que es la tasa de desempleo, o sea, el empleo formal. El Δ PBI y la inflación se están controlando a expensas de una desmesurada tasa de desempleo.

Quinto: a fines del siglo XX el Perú inició un programa para atraer inversiones extranjeras para los grandes proyectos que habían sido identificados. Con esa finalidad, en el sector minero público destacaron las siguientes actividades:

a.    Se cambió la ubicación de las concesiones al sistema de geodesia satelital.

b.    Se centralizó en Lima la tramitación del Procedimiento Ordinario Minero.

c.    Se unificó las tradicionales concesiones de exploración y explotación en una sola concesión.

d.    Se estableció la unidad de “área minera” a un cuadrado de cien hectáreas (un kilómetro x un kilómetro).

e.    Se establecieron los nuevos montos por derecho de mantenimiento de la concesión o “derecho de vigencia”.

f.     Se cambió el sistema tradicional de archivo físico por otro digital.

Estas innovaciones trajeron los resultados esperados y muy pronto las principales empresas mineras del mundo comenzaron a presentar sus solicitudes de concesiones (petitorios). Las áreas mineras otorgadas por el Estado a los particulares crecían periódicamente y esto se consideró un éxito de las modificaciones ejecutadas.

Sin embargo, años más tarde se comenzó a utilizar el indicador de desempeño (KPI) de “áreas trabajadas y áreas solicitadas” y se reconoció que este indicador era de solamente 5% de las áreas concedidas, lo cual se estimó insuficiente. Adicionalmente, se identificó que las áreas de amortiguamiento de las “áreas protegidas” (parques naturales y áreas arqueológicas) aumentaron unilateralmente, hasta llegar al exorbitante porcentaje de 60% del territorio. En estas zonas no se admite actividad productiva.

Estos criterios –las áreas de amortiguamiento y el indicador de zonas realmente trabajadas– soslayaron el impacto en la macroeconomía productiva, que necesariamente incluye a pequeños y grandes productores. Esto redujo sustantivamente las áreas mineras disponibles para el emprendimiento de multitud de pequeños empresarios emergentes, que se refugiaron en la informalidad como medio de supervivencia económica, desbordando la magra capacidad pública para mantener el orden.

Existen ahora (2024), miles de pequeños mineros dispuestos a generar centros productivos a lo largo y ancho del territorio. Es necesario hallar marcos de trabajo compatibles con el modelo económico, sin afectar el objetivo desarrollista. Para asignar recursos naturales al sector privado vale la pena recordar el principio establecido por W. Pareto (Universidad de Lausana, Suiza, 1900) en que básicamente afirma que “los recursos deben asignarse de tal manera que los favorecidos no empeoren la situación de otros protagonistas”

En este caso, se presenta una situación contradictoria en que, teniendo abundantes recursos minerales, las áreas accesibles a los pequeños mineros son escasas, porque ya han sido previamente asignadas a las áreas protegidas o a los grandes emprendimientos. Se deduce que el criterio de equidad está ausente a la hora de fijar prioridades, lo cual es conveniente morigerar.

Parafraseando al líder hindú, M. Gandhi recordemos que “la tierra ofrece lo suficiente como para satisfacer lo que cada hombre necesita, pero no para lo que cada hombre codicia”.  Con diálogo, tolerancia y solidaridad se podrá materializar la ruta que permitirá la conquista del Perú por los peruanos. Urge un análisis erudito de las alternativas viables para provocar el auge de la grande y la pequeña empresa.  

En el caso de la pequeña minería, es necesario insertar programas masivos de capacitación y tecnología que superen las características de juego de azar que todavía prevalecen. Para superar los problemas causados por la escasa productividad de la pequeña minería tendremos que archivar gradualmente –con los honores del caso– los quimbaletes, las pallaqueras, el cachorreo y el Muki, y sustituirlos con procesos de mayor productividad.     

Para acabar con la informalidad hay que sustituir normas con talento, poner reglas de juego equitativas, promover y proteger a la pequeña empresa e iniciar una cruzada de capacitación minera a nivel nacional.

Antecedentes

La Economía Social de Mercado

En la Economía Social de Mercado (ESM) que hemos adoptado para construir el bienestar de los peruanos, la empresa privada es la célula creadora de riqueza económica, y el Estado es el ente que fija las reglas de juego y controla que estas se cumplan. Si los seres humanos no estarían compuestos de virtudes y vicios, la nación peruana fuera algo similar al paraíso. Pero la lucha entre Caín y Abel, que llevamos dentro, siempre estará presente. El contenido de la vida es, precisamente, que Abel prevalezca.

En la actualidad nos encontramos, todavía, en el proceso de afinamiento de estos roles. De una manera general, el establecido por Adam Smith de buscar un beneficio social indirecto, mientras se busca directamente el bienestar propio. Ese principio es vigoroso y justifica plenamente el modelo escogido.

En su doble papel –para algunos inadmisible– de promotor y controlador, el Estado se asemeja al rol que cumplen, sin mayor aspaviento, los buenos padres de familia. Al igual que las personas naturales, las personas jurídicas también requieren del “palo y la zanahoria” durante su entrenamiento como adultos responsables y solidarios.

Existen bienes públicos y bienes privados, y ambos son necesarios. La empresa privada se cimenta en el libre albedrío y el anhelo personal de ser y tener, cada día más. El bien público se cimenta en la equidad y la solidaridad.

Vale un Perú

La frase “Vale un Perú” ha sido sinónimo, por mucho tiempo, de una extraordinaria riqueza natural, que lamentablemente no ha sido aún utilizada debidamente por los peruanos para forjar su bienestar. En el sector minero, se ha puesto a disposición de los peruanos yacimientos de moderada ley y grandes volúmenes que se ajustan a las grandes corporaciones; y yacimientos de alta ley y poco volumen, que son propios de la pequeña minería. Existen filones, gravas auríferas, terrazas arcaicas auríferas y diseminadas, que pueden ser anfitriones de grandes y también pequeñas minas. Esta diversidad, demanda reglas de juego discrecionales y no discrecionales que se han ido ajustando con relativo éxito.

Los recursos naturales tienen una connotación de bien público que no debe perderse de vista. Si se malgastan, toda la sociedad pierde, por lo que, con intensas campañas de capacitación, tecnología y organización, la productividad (recuperación metalúrgica) puede incrementarse fácilmente en pocos meses de promoción estatal o privada.

Para tener éxito, las grandes corporaciones hacen del negocio minero un ejemplo de tecnología y productividad. Los pequeños emprendedores hacen del negocio minero un medio de subsistencia con mucho despliegue de energía humana que en la actualidad tiene limitada productividad.  Solamente porque se incrementa sustantivamente la eficiencia económica de las pequeñas empresas se legitima las actividades de apoyo y promoción pública. Se asume que cuando no se aplican procesos válidos, toda la sociedad se perjudica del derroche del recurso natural.

Los grandes problemas exigen grandes soluciones. En este caso, se trata de extraer los recursos naturales con beneficio privado y público. Disfrutando de casi todos los recursos (factores) de producción es menester ser equitativo en la distribución de los bienes con características de bien público como es el caso de los recursos naturales. Robustecer la gestión pública –desde las opciones iniciales de selección, hasta su capacitación discrecional y no discrecional– debe ser una estrategia superior de corto y largo plazo.  

La racionalidad debe imperar ya que se tiene grandes y pequeños yacimientos, fecunda mano de obra, y financiamiento asequible. Por otro lado, la desmesurada tasa de desempleo vigente proveerá holgadamente los trabajadores necesarios para este tipo de emprendimientos que son de gran escala y de largo plazo.

Se postula una institución estratégica que tenga coercitivas evaluaciones anuales –para definir su continuidad– cuyo presupuesto sería del orden de US$ 40 millones por año. Es un proyecto público de gran trascendencia para prosperar a nivel microempresas y fortalecer, a nivel macro, el modelo de Economía Social de Mercado.

Tradicional vocación minera laboral

Con un 60% de informalidad y con una hábil y exquisita vocación minera, los peruanos sin trabajo se han volcado masivamente a este rubro, donde hay cabida para todos los mil oficios laborales. Alguien –¿el sector público reformado?– tiene que darse el trabajo de organizar este caos humano, construyendo la diversidad de pequeñas y grandes empresas necesarias.

Debilidades, Amenazas, Fortalezas, Oportunidades

Mundo interno

Fortalezas

Fértil territorio minero, inagotable fuerza laboral humana (a todo nivel), y un modelo económico que solo necesita ser afinado a nivel central y regional, constituyen el cimiento para promover la capacitación y la tecnología requerida. Desde el punto de vista técnico se impone promover procesos de creciente productividad. La chaquitaclla, el buey, las pallaqueras, los quimbaletes, el cachorreo y el Muki tienen su lugar en la protección de nuestros valores tradicionales, pero en el área del desarrollo debemos archivarlos, con el decoro que les corresponde.

Debilidades

v Insuficiente capacitación, si algo les falta a los mineros informales es “academia”. Si algo les falta a los ingenieros recién egresados es “práctica”. Juntos, intercambiando lo que les sobra a ambos, serían insuperables. Con un poco de los conocimientos básicos de geología, fragmentación, carguío, acarreo, conminución, química, y energía, la sociedad no tendría nada que reprochar a los pequeños mineros. Si algo les falta a los ingenieros recién egresados, lo adquirirán con las “horas de vuelo” que escarmienten. Si los procesados por la justicia tienen su “abogado de oficio”, los pequeños mineros deberían tener sus “ingenieros de oficio”. Los resultados favorables para la sociedad no se harían esperar.

Inadecuadas reglas de juego públicas, la explotación racional de los yacimientos mineros supone que el derecho de concesión se perfecciona cuando se extrae el recurso. Considerando que los recursos naturales mantienen siempre un componente de bien público, el periodo inicial de evaluación (exploración) debe ser finito. Diez años es un tiempo racional. El periodo de extracción depende de la magnitud técnico-financiera del yacimiento. La estadística nacional actual de tener trabajando solamente el 5% del “área” titulada, es mínima comparada con la demanda de pequeños emprendimientos requeridos.

Inadecuada organización de los pequeños mineros, la institucionalidad peruana es débil, lo que significa que las instituciones, en general, no son eficaces y no llegan a cumplir con las expectativas de la sociedad. Los pequeños mineros no son la excepción y parte de sus dificultades de formalización es su falta de unidad. Felizmente, con tanta incomprensión de la sociedad, se están reorganizando e integrando y pronto estarán en condiciones de hacer valer su derecho a emprender su pequeña mina dentro de los escenarios de orden público que tenemos la obligación de respetar.

Inadecuada organización del sector público, la pequeña minería es un rubro creador de riqueza nacional que merece mucha mayor atención que la prestada en las últimas décadas. Apropiadamente apoyada, fortalece el modelo de Economía Social de Mercado y técnicamente contribuye sustantivamente a la exploración geológica. La ESM se fortalece cuando las empresas se multiplican, por eso se recomienda la creación de un organismo mixto público/privado que vaya promoviendo la generación de pequeñas empresas.

Los organismos públicos/privados son necesarios, pero debemos acabar con instituciones ineficaces que no rinden cuenta a nadie de su desempeño. Si no nos organizamos para depurar a los parasíticos, corremos el riesgo de perder por inanición.

Mundo externo

Oportunidades

Geología favorable: diseminados, vetas, placeres, como ya lo hemos expresado, tenemos la suerte de contar con un territorio rico en recursos naturales como lo mostramos en el símbolo patrio que es el escudo nacional. Es misión de vida aprovecharlos para trabajar por nuestro bienestar. La pequeña empresa responsable tiene un desafío trascendental en esta campaña de capacitación laboral. Estamos todavía a la espera del marco normativo que propulse la actividad minera al lugar que le corresponde. Esas normas deben nacer en los colegios profesionales –que es donde está el conocimiento– y legitimadas por el poder ejecutivo y/o el poder legislativo.  

Asequible metalurgia, los procesos metalúrgicos que recuperan los metales que la demanda global requiere, son dominados por los profesionales especializados de los colegios profesionales quienes deben “marcar el paso” en este quehacer. La conminución, la gravimetría, la amalgamación, la flotación, la lixiviación, la fundición y la refinación son temas técnicos cuyos certificadores no deben estar en manos profanas.  La democracia que no sigue esta línea de análisis será siempre una democracia frágil.

Alta cotización del oro en el mercado internacional, las actuales circunstancias del mercado global han puesto en alza a los commodities, especialmente el oro, lo que debe ser promocionado para vigorizar el modelo de Economía Social de Mercado, con sólidas pequeñas empresas y para conducir eficazmente la formalización de la minería a pequeña escala. Es fundamental bloquear el camino fácil que lleva al contrabando y el lavado de activos. Hasta que se desarrollen entes privados idóneos, se recomienda centralizar la comercialización aurífera externa de la pequeña minería. El Ministerio de Economía haría bien en visualizar esta oportunidad para mejorar sus reservas internacionales.

Disponibilidad de talento profesional requerido debido al extremo desempleo macroeconómico, una “revolución empresarial de la pequeña empresa minera” es posible, convocando a todos los profesionales dispuestos a poner en práctica sus conocimientos para buscar, extraer, procesar y comercializar minerales de los ríos, filones, terrazas y depósitos de relaves auríferos. Como en el caso de algunos países capitalistas –Gran Bretaña, por ejemplo– el Estado puede intervenir activamente en el modelo para tonificar temporalmente su mejor difusión. Entre otras opciones, la creación de una institución mixta público/privada es una alternativa que vale la pena analizar, ya que el capital humano es profuso. Lo que falta es capital social con altos niveles de desempeño técnico, económico, social y ambiental. Pero esto es problema de conducción política adecuada que estamos todavía ensayando parcialmente durante el período republicano.

Financiamiento accesible (Derecho de Vigencia), por ejercer su derecho a extraer minerales para su beneficio privado, los mineros formales pagan tres dólares por hectárea (diez mil metros cuadrados) por año. En esos tiempos se justificó plenamente el reducido Derecho de Vigencia porque el objetivo era atraer capitales externos que pudieran desarrollar los grandes yacimientos que se identificaron públicamente, como era el caso de Cerro Verde, Toromocho, Antamina, Yanacocha, Bayóvar, Las Bambas, Quellaveco, etc. que se pusieron en marcha gracias a esta y otras medidas favorables a la inversión privada.

Siempre que deba formularse normas para asignar los recursos públicos, debe analizarse los costos y beneficios de los participantes de tal forma que algunos se beneficien, pero que nadie se perjudique con la decisión adoptada.

Amenazas (riesgos)

El entorno macroeconómico vigente es distinto al que prevalecía a finales del siglo pasado, las normas que se dieron para solucionar esos problemas fueron exitosas y el panorama actual es diferente por lo que se impone su revisión a la luz de una erudita ponderación.

Si no se logra el congruente apoyo político que se requiere para fortalecer la coordinación de los sectores públicos y privados los conflictos actuales se mantendrán.

La organización –cualitativa y cuantitativa– es fundamental y los KPI son claves para alcanzar el éxito. El sector público requiere trabajar anualmente con presupuesto cero, que supone una evaluación previa de desempeño que finalmente definirá los montos anuales futuros a ser asignados. La tradición de aumentar un determinado porcentaje al presupuesto anterior debe desterrarse porque atenta contra el buen desempeño técnico, económico, social y ambiental de las instituciones públicas y privadas.

Apropiado dimensionamiento de la organización requerida para resolver el problema en tiempo razonable (cinco años), existe un problema de “masa crítica” que caracteriza al desarrollo. A partir de un volumen determinado, la organización tradicional tiene que cambiarse, porque para mejorar es menester que los detalles corporativos sean colectivamente afinados y esto demanda mayor personal especializado. La descentralización administrativa nacional ha fracasado hasta ahora porque no se hizo gradualmente y no se dio la debida importancia a la capacitación de funcionarios. El ejemplo de la academia diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores que capacita a sus funcionarios antes de asignarles responsabilidades debe extenderse a todos los ministerios.

Si no se logra el congruente apoyo político que se requiere para fortalecer la coordinación de los sectores públicos y privados los conflictos actuales se mantendrán.

Conclusiones

1.  El entorno macroeconómico vigente es distinto al que prevalecía a finales del siglo pasado. Las normas que se dieron para solucionar esos problemas fueron exitosas y el panorama actual es diferente por lo que se impone su revisión a la luz de una erudita ponderación.

2. Para vigorizar el modelo de ESM es menester que los roles del sector público y el sector privado sean revisados y afinados.

3. La pequeña minería es necesaria para el desarrollo de la nación peruana. Fortalece el modelo de Economía Social de Mercado extendiendo sus beneficios a un mayor segmento de la población. En su desarrollo, los pequeños empresarios trabajan para ser medianos y acaso grandes.

4. Es fundamental unir la ciencia y el arte minero. Las universidades proveen la academia. Las habilidades innatas o aprendidas, y el sentido común, proveen el arte. La gran minería sabe que para tener éxito debe conjugar ambas cosas y por eso debe ser apoyada por el Estado y la sociedad. En un entorno donde las oportunidades laborales son reducidas, la pequeña minería contribuye a reducir el problema. Solo necesita reconocimiento –del Estado y de la sociedad– de su importante rol en la construcción del andamiaje social requerido.

5. La exploración inicial (no invasiva) que consiste en la recopilación de información del área de interés se vería ampliamente beneficiada si las instituciones que focalizan su actividad en este quehacer integran y unifican sus bases de datos. Incluso, habría que considerar la posibilidad de centralizar sus oficinas.  

6. Los problemas ambientales deben ser tratados con ciencia, tecnología y financiamiento público. La supuesta contaminación ambiental atribuida a la pequeña minería es el resultado de ejercer actividad minera sin tener en cuenta los principios científicos que la preceptúan. La ciencia minera es suficiente para eliminar la supuesta contaminación ambiental que se produce. Se asume que este financiamiento profesional de abatimiento de daños ambientales es menor que lo que actualmente se gasta en “combatir” desviaciones.

7. Los problemas dolosos atribuidos a los pequeños mineros deben ser tratados por el Poder Judicial y la Guardia Civil teniendo como sustento al Código Penal. Los atributos de la pequeña minería no tienen ninguna relación con el delito. El delito no es prerrogativa de la pequeña minería.

Recomendaciones

1.  La normatividad –reglas de juego– debe apoyar el desarrollo minero de las grandes y pequeñas empresas, porque el territorio geológico se ajusta a todos los niveles de extracción. “Para todos hay”.

2. Las normas deben ser permanentemente revisadas porque el entorno macro (técnico, económico, social) es cambiante. “Subsistirán los que saben adaptarse” (Darwin).

3. La equidad –imprescindible para fortalecer el modelo de Economía Social de Mercado–demanda que el fundamental apoyo a los grandes emprendimientos se lleve a cabo sin afectar los pequeños emprendimientos. “Los recursos deben asignarse de tal manera que los favorecidos no empeoren la situación de nadie” (Pareto, Universidad de Lausana, Suiza, 1900).

4. “Poblad la tierra y sometedla” es un mandato bíblico que sustenta que la creciente exploración geológica sea apoyada por todos. La exploración es un bien público que beneficia a todos y no debe requerir permisos. La extracción de minerales, en tanto genere riqueza privada, requiere el consentimiento de los participantes que pudieran ser afectados (stakeholders) incluyendo los costos de compensación  pertinentes. Siendo dos actividades diferentes –la exploración y la extracción– su transformación de bien público en bien privado (régimen de concesiones) debería ser disímil. Es posible afirmar que la exploración en todos sus niveles de cobertura es un bien público que se transforma en bien privado cuando el titular decide ejercer su derecho (titulo) a invertir prioritariamente y extraer el mineral para su beneficio económico privado.

5. La dimensión mínima de cien hectáreas se ajusta a la gran minería. Se estima corporativamente que los pequeños mineros deben tener un mínimo de 25 hectáreas y un máximo de cien hectáreas. La concesión de exploración debe mantener su valor actual, pero la concesión de explotación debe multiplicar su valor (derecho de vigencia).

6. Para mejorar el KPI de “áreas realmente trabajadas / áreas otorgadas” se recomienda analizar incentivos creativos de pronta “puesta en marcha” o penalidades de ejecución tardía.  

7. Si acatamos fielmente el principio económico de “aspiraciones infinitas y recursos escasos”, la sociedad en su conjunto debería bramar cuando se despilfarran sus recursos, entre ellos los naturales. El concepto ingenieril de “productividad” nace precisamente para honrar el principio de aprovechamiento máximo de los recursos. La ciencia y la tecnología se justifican porque acrecientan la productividad de los pueblos. Se concluye, entonces que una de las actividades más eficaces para formalizar es la educación, por lo que se recomienda que la pequeña minería sea objeto de una cruzada de capacitación a nivel nacional a todos los niveles, llegando inclusive al nombramiento “de oficio” de los profesionales que cada emprendimiento minero necesite.

8. A la luz de los resultados que se vayan logrando, se impone compatibilizar continuamente los cambios normativos con las modificaciones técnicas, económicas y sociales delineadas. Esta es una función adicional de las divisiones normativas de los ministerios.

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