Por: Rómulo Mucho, exministro de Energía y Minas. Estamos viviendo un renacimiento global en la percepción hacia la minería, impulsado por un cambio de paradigma debido a la transición energética. Hoy más que nunca, la minería se vuelve crucial, porque sin ella, la transición energética y ecológica necesaria para afrontar la crisis climática no sería posible. El panorama minero actual es muy distinto al de los siglos XIX y XX. La irrupción de nuevas tecnologías, la inteligencia artificial, la digitalización y la creciente exigencia por la sostenibilidad han transformado la forma de operar en esta industria. La minería del siglo XXI viene enfrentando y superando los desafíos operativos mediante el auge de la tecnología y las herramientas que permiten aprovechar yacimientos con leyes de mineral cada vez más bajos, minimizando impactos ambientales y gestionando adecuadamente las expectativas sociales. Frente al reto climático, la minería no solo se mantiene vigente, sino que adquiere mayor relevancia. Sin embargo, para que un proyecto minero prospere hoy en día, es indispensable que sea sostenible, cause el menor impacto ambiental posible y cuente con la aceptación social del entorno.Este renovado interés se debe también a la creciente demanda por minerales considerados críticos para la transición energética. No es una preocupación reciente, desde hace más de una década, los países desarrollados han puesto el foco en la seguridad del suministro de estos recursos. Ejemplos como la propuesta del Donald Trump de adquirir Groenlandia o condicionar la deuda de guerra de Ucrania a materias primas críticas, evidencian cuán estratégico se ha vuelto este tema.La invasión rusa a Ucrania, así como el giro proteccionista de Estados Unidos bajo la presidencia de Trump y la imposición de nuevos aranceles a nivel global, han reconfigurado la geopolítica del abastecimiento de materias primas. Esta situación exige que países como el Perú y otros en América Latina reflexionen y replanteen sobre su papel estratégico en el suministro de minerales esenciales y trabajen juntos por fortalecer su autosuficiencia energética y productiva. Los minerales críticos son aquellos que cumplen dos condiciones: son económicamente relevantes para sectores clave de la industria y la economía, y su suministro está concentrado en pocos países, lo cual eleva el riesgo ante interrupciones. Cada nación tiene identificada una lista de estas materias primas debido a su importancia y a la vulnerabilidad de su abastecimiento. Entre ellas se encuentran el cobre, litio, níquel, cobalto, grafito natural, zinc, molibdeno, titanio, wolframio, estaño, fósforo, silicio metálico, magnesio, otros y el grupo de tierras raras. Las tierras raras son estos 17 elementos químicos, tres son de transición y 14 son de transición interna. Los tres elementos de transición son escandio (Sc), itrio (Y) y lutecio (Lu). Por su parte, los 14 elementos de transición interna son los denominados lantánidos y son los siguientes: lantano (La), cerio (Ce), praseodimio (Pr), neodimio (Nd), prometio (Pm), samario (Sm), europio (Eu), gadolinio (Gd), terbio (Tb), disprosio (Dy), holmio (Ho), erbio (Er), tulio (Tm) e iterbio (Yb). El Perú hizo el lanzamiento del Plan Nacional Multisectorial de Minería al 2050 que marca una hoja de ruta que se debe culminar. Según el USGS y otras fuentes, nuestro país cuenta con reservas estimadas en: 100 millones de toneladas (ton) de cobre, 20 millones de ton de zinc, 5 millones de ton de plomo, 2,300 ton de oro, 25,000 ton de plata, 200,000 de estaño, más de 1,000 millones de ton de hierro y 6 millones de ton de carbonato de litio, entre otros. No obstante, es tarea fundamental profundizar los estudios geológicos utilizando nuevos modelos y herramientas tecnológicas para rastrear posibles yacimientos aún no descubiertos de metales base, preciosos y minerales críticos. Esto requiere una fuerte inversión en investigación geológica, geoquímica y geofísica, pues un yacimiento mineral representa una concentración anómala de elementos químicos que hoy, gracias a la tecnología, pueden ser identificados con mayor precisión. Un punto clave en esta discusión es el rol dominante de China en el mercado global de minerales críticos y tierras raras. Gracias a su esfuerzo sostenido en exploración interna y la adquisición de concentrados en diversos países, el Gigante Asiático controla aproximadamente el 70% del suministro mundial de materias primas críticas. Esta hegemonía preocupa a todos los países desarrollados, que ven amenazada su autonomía en la transición verde y digital. Hace dos años, el Bank of America advertía sobre una posible “guerra climática”, distinta de la guerra fría y la tecnológica, en la que el control de los recursos esenciales sería el centro de las tensiones. Mientras el mundo observa el enfrentamiento entre estas potencias, se pierden de vista los significativos avances logrados por varios países en su transición hacia energías más limpias. Esta vez, el cambio energético no está motivado por razones geopolíticas ni económicas tradicionales, sino por la crisis del cambio climático y la necesidad de cumplir metas concretas antes de mediados de siglo, como sustituir los combustibles fósiles por fuentes renovables. Esta transformación, impulsada por políticas climáticas, ha generado una demanda sin precedentes por nuevos minerales, desatando una crisis por el lado de la oferta que ha colocado a estas materias primas en el centro de los mercados internacionales. En este contexto, los minerales críticos y elementos de tierras raras desempeñan un papel fundamental. Su demanda no deja de crecer debido a su uso en tecnologías clave como vehículos eléctricos, turbinas eólicas, dispositivos electrónicos y defensa. Sin embargo, su procesamiento representa un gran desafío. China domina este mercado gracias a décadas de experiencia y conocimientos especializados. Aunque se están desarrollando tecnologías más eficientes para su procesamiento, muchas de ellas aún no son viables comercialmente. Los gobiernos occidentales han comenzado a financiar iniciativas para fortalecer sus capacidades en este campo, pero enfrentan obstáculos como la falta de estrategias claras y la limitada inversión. Además, persiste una brecha significativa de conocimiento entre China y los países occidentales en lo que respecta al procesamiento de tierras raras. Mientras China lidera en técnicas y capacidades industriales, otros países aún carecen de la experiencia necesaria. Para cerrar esta brecha, se necesita fomentar la cooperación internacional y el intercambio de conocimientos. Un posible acuerdo de colaboración, como se planteó en el Future Minerals Forum 2025 de Arabia Saudita, podría tener un gran impacto si se enfoca en el desarrollo de capacidades y el aprendizaje mutuo, asegurando así un mercado más equilibrado y resiliente.
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